Introducción
A.
Jesús narró varias parábolas del gozo de Dios
por el arrepentimiento de un pecador (Lucas 15).
B.
En el mismo contexto narra la parábola de El mayordomo infiel.
C.
¿Entonces qué significa?
1. Son riquezas que no
merecemos
A.
El amo acusó al mayordomo de disipador (v. 1).
a.
Él no lo negó.
b.
Disipar es desperdiciar. Usar el dinero de alguien
con un propósito que él no aprueba es una forma de disipación.
B.
¿Qué riquezas nos da Dios? ¿Somos disipadores?
a.
Trabajo (Efesios 4:28). Si no comparte, entonces
es disipador.
b.
Nuestro cuerpo, vida, salud (1 Corintios 6:19).
Si no adora a Dios con su vida, entonces es disipador.
C.
Usted recibe más de lo que merece.
2. Son riquezas que
no podemos adquirir
A.
El mayordomo no conocía otro trabajo (v. 3).
a.
No podía esforzar su cuerpo.
b.
Tenía vergüenza de buscar caridad.
B.
¿Usted puede pagar el precio?
a.
Su alma vale más que el mundo entero (Mateo
16:26).
b.
Un cabello suyo vale más que las aves (Lucas
12:6-7).
C.
Usted no es dueño de las riquezas de Dios.
3. Son riquezas que
no podemos conservar
A.
El mayordomo iba a perder su trabajo (v. 3, 4).
a.
Él era consciente de esto.
b.
Ahora tenía que negociar con las riquezas
injustas para hacer amigos (v. 9).
B.
¿Qué debemos hacer con las riquezas injustas que
Dios nos da?
a.
Hacer amigos en las moradas eternas (Proverbios
19:17). Usarlas para atesorar en el banco del cielo (Mateo 6:19-20).
b.
Usarlas para el bien porque si “en lo muy poco
es injusto, también en lo más es injusto” y “si en las riquezas injustas no
fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis
fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?” (v. 10-12).
C.
Usted va a entregar cuentas a Dios.
Conclusión
A.
Dios nos da muchas riquezas injustas: vida,
salud, trabajo, familia.
B.
Debemos usar estas riquezas para Dios.
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