"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

domingo, 4 de mayo de 2014

CONSIDERACIONES PRELIMINARES

¿“Todos los caminos conducen a Roma”? ¿Importa qué religión practique? ¿Qué respondería Jesús? En el tiempo de Jesús también hubo personas que pensaban de esta forma (Mateo 16:13, 14). A ellos no les importaba quién era Jesús. Si era un profeta o el Mesías, lo importante era que predicaba a Dios. Pero Jesús quería que sus discípulos reflexionaran (v.15). ¿Importa quién es él? ¿Importa qué iglesia estableció?
El Rabí nos dejó la respuesta. “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Sí importa quién es él por es el Mesías. Sí importa a qué iglesia asistimos porque estableció una sola iglesia. Ninguna otra puede salvar al hombre.
     ¿Cómo saber cuál es la iglesia correcta? Es muy sencillo. El Nuevo Testamento describe las características de la iglesia que Cristo estableció. Ahí tenemos un modelo qué buscar.

Toda la Escritura es inspirada por Dios
¿Por qué limitarnos a estudiar el Nuevo Testamento? Porque la Escritura es suficiente (2 Timoteo 3:16). La Biblia es el único libro autorizado por Dios para enseñar su Palabra. No hay “otros testamentos”. No hay “nuevas revelaciones”. En la Biblia está escrito lo suficiente para que creamos (Juan 20:30, 31).
    Toda enseñanza debe basarse en la Escritura. Por eso, todo predicador debe citar libro, capítulo y versículo. Nuestras opiniones, innovaciones y razonamientos no son suficientes para establecer un mandamiento. Para hacerlo existen tres formas autorizadas por Dios[1].

Mandamientos directos
Son las palabras específicas que los apóstoles o Jesucristo mandaron a la iglesia, en cuantas y tantas palabras. Por ejemplo:
1.    El bautismo (Marcos 16:16). El bautismo es un mandamiento directo, específico y claro. Pero los hombres pusieron palabras donde no están escritas:
a.    “El que no creyere y fuere bautizado, será salvo”. Los grupos religiosos que bautizan niños leen de esta manera.
b.    “El que creyere y no fuere bautizado, será salvo”. Muchos predicadores falsos engañan a la gente asegurándoles que no es necesario el bautismo para ser salvos. Para ellos basta levantar la mano, recitar una oración, tocar la televisión. Pero eso no es lo que enseñó Jesús.
c.    “El que no creyere y no fuere bautizado, será salvo”. Los predicadores que enseñan la salvación universal ignoran por completo el mandamiento del bautismo. Según ellos todos los individuos, sin importar que crean o se bauticen, serán salvos.
d.    “El que creyere y fuere bautizado, no será salvo”. Los que predican la perdición total del hombre, la predestinación y la elección arbitraria de los que serán salvos.
2.    La Cena del Señor (Mateo 26:26-29). Jesucristo fue específico en cuanto a los elementos que deben usarse en la conmemoración de la Cena del Señor: pan sin levadura y jugo de uva. No podemos cambiar este mandamiento directo usando pastel y coca cola.
3.    Con respecto al matrimonio (Mateo 19:9). Jesús fue claro al enseñar que los matrimonios no deben separarse. La única excepción a la regla es la infidelidad del cónyuge y se incluye en la frase: “salvo por causa de fornicación”.
Cuando los santos hombres de Dios hablaron, siendo inspirados por Él, no debemos quitar o añadir a los mandamientos del Señor. Eso es autoridad bíblica.

Ejemplo apostólico aprobado
Este tipo de autoridad bíblica se refiere a las cosas que los primeros cristianos hicieron y que fueron aprobadas por Jesús o sus apóstoles. Por ejemplo:
1.    Establecer ancianos (Hechos 14:23). Dios autorizó que Pablo y Bernabé establecieran ancianos en cada iglesia[2].
2.    Ofrendar cada domingo (1 Corintios 16:1, 2). Dios reveló el mandamiento de ofrendar. Así fue como los primeros cristianos realizaron esta práctica con la aprobación de Dios. No leemos nada con respecto al diezmo u otro tipo de ofrendas. Por medio del ejemplo de ellos también podemos determinar la frecuencia: “cada primer día de la semana”.
3.    La disciplina en la iglesia local (1 Corintios 5:1-5; Romanos 16:17). Algunos predicadores se oponen a la disciplina. Ellos afirman que no se nos manda a practicarla porque no debemos juzgar a nadie. Pero no podemos negar el hecho contundente de que los primeros cristianos así lo hicieron. Además, Dios aprobó tal práctica.
4.    El salario de los predicadores (Filipenses 4:15, 16). Hay hermanos que no están de acuerdo en pagar a un predicador. Pero varios pasajes de la Biblia enseñan que ésta fue una práctica regular en las iglesias del primer siglo.
     Algunas prácticas de la iglesia primitiva dejaron de realizarse porque más tarde fue revelado un nuevo mandamiento. Por ejemplo: la venta de propiedades para suplir las necesidades de los santos (Hechos 2:45) fue sustituida por las ofrendas.

La inferencia necesaria
Se refiere a la conclusión única, lógica y verdadera a la que llegamos cuando estudiamos la Escritura. Hay falsos predicadores que se oponen a la inferencia. Ellos aseguran que ésta forma de autoridad es de origen humano. Pero tenemos ejemplos bíblicos de hombres que usaron la inferencia:
1.     Pablo usó la inferencia. En Efesios 4:9 leemos un ejemplo de inferencia necesaria. Pablo infirió que Jesús descendió a la tierra porque el Salmo 68:18 dice que subió. También leemos en Hechos 16:10 que Pablo infirió, a través de una visión, que Dios lo llamaba a predicar a Macedonia.
2.     Jacobo, hermano de Jesús, también usó la inferencia (Hechos 15:12-19). A partir del relato de Pedro y del pasaje de Amós 9:11, 12. Jacobo concluyó (juzgó) que la circuncisión no debía imponerse a los gentiles.
3.     Jesús enseñaba por medio de la inferencia. Cada vez que preguntaba: “¿no habéis leído?”. Cada vez que enseñaba por medio de una parábola. Jesús esperaba que la gente aprendiera por medio de la inferencia.
La inferencia es bíblica. Puede y debe usarse. Pero debe concordar con el resto de la Escritura. Algunos ejemplos:
1.    No usar instrumentos musicales en la adoración (Colosenses 3:16). Inferimos que debemos adorar usando solo nuestros labios (Hebreos 13:15) porque ningún pasaje del Nuevo Testamento nos manda tocar, ejecutar instrumentos, alabar a Dios con guitarras.
2.    Que la fe sola no otorga salvación (Romanos 5:1). Hay quienes infieren que el bautismo no es necesario porque el hombre se justifica solo por fe. Pero la fe implica obras (Santiago 2:14). Por lo tanto, el bautismo está implícito en la fe.
3.    Tomar la Cena del Señor cada domingo (Hechos 20:7). Los movimientos religiosos que participan de la Cena Señor cada mes o cada año no entienden éste pasaje. ¿Para qué se reunían los discípulos el primer día de la semana? Para partir el pan. La Biblia no tiene que decir: “reunidos los discípulos cada primer día de la semana para partir el pan”. La ley tampoco decía: “acuérdate de cada día de reposo para santificarlo” (Éxodo 20:8), pero los judíos entendían que debían guardar el sábado de cada semana.
Si deseamos conocer la iglesia verdadera es necesario estudiar la iglesia que la Biblia describe. Ese será el propósito de nuestras lecciones.
A lo largo de esta serie de estudios vamos a ir conociendo más de cerca la historia de la iglesia de Cristo en sus primeros años. Tal como se describe en la Biblia. La Escritura nos manda a conformarnos con lo que ella dice de la iglesia (1 Corintios 4:6).

     En nuestra siguiente lección vamos a meditar acerca de su establecimiento



[1] Véase la obra La autoridad de la Escritura.
[2] Véase la obra Pastores del rebaño.
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