(Apc.3.1-6)
- 04 abr. 07 -
Introducción.
A.
Sardis está como a 80 Km.,
y medio al norte de Esmirna y era importante por ser la residencia de Creso.
Era un sitio de gran belleza, y una de las ciudades más viejas e importantes
del Asia Menor, y hasta 549 a.
de J.C. la capital del reino de Lidia. Estaba en al ladera del norte del monte
Tímolus, y su acrópolis ocupaba una de las estribaciones del monte. Un río a su
base hacía a la ciudad casi inexpugnable.
B.
Una ciudad en donde la iglesia de Cristo estaba “muerta”.
I.-
Donde había entrado Satanás.
A.
Dios quien tiene toda la autoridad (v.1) reprobó a la iglesia (v.1).
B. El
Señor no tuvo nada qué alabar sobre aquella iglesia, sino que estaba totalmente
muerta. Allí no se menciona de persecución, la iglesia tenía paz, sin embargo,
estaba como un cementerio.
C.
Seguramente el pecado abundaba en ellos (1Tim.5.6).
D.
Una iglesia a la que Satanás había penetrado, ella no había sido vigilante
(1Ped.5.8).
II.-
Sus obras estaban marchitándose.
A.
Estaba “muerta”, aunque se gloriaba de estar “viva”. Sus obras no eran
correctas delante de Dios, sino que iban de “mal en peor” (v.2).
B.
Había caído en un estado de inconciencia y se estaba muriendo (v.3; Lc.15.13-17).
C.
Estaba viviendo entre la muerte espiritual (Efe.5.14).
D. Su
fruto se estaba cayendo (2Jn.1.8).
III.-
Sería “asaltada” por el Señor.
A. El
diablo ya había penetrado en la iglesia, ahora lo haría el Señor.
B. La
acrópolis fue escalada en dos ocasiones, en 549 a. de J.C. y 218 a. de J.C. por un soldado
medo y un cretense, respectivamente. Dos veces la ciudad había sido asaltada
literalmente.
C. El
diablo penetro en los corazones de “muchos”, como lo hizo con Judas (Jn.13.2),
o con Ananías y Safira (Hc.5.3). Ahora lo haría el Señor si no se arrepentían,
como lo hizo en la destrucción de Jerusalén (Mt.24.43, 44), como será en el día
final (1Tes.5.2; 2Ped.3.10). Sería
destruida.
D.
Solamente unos “pocos” habían sido fieles. Necesitaba “recordar” las palabras
del Señor, entenderlas y arrepentirse, tenía que hacer lo mismo que hizo Creso
para salvar su vida. Según la leyenda, el sabio ateniense Solón visitó una vez
la capital lidia, Sardes, y Creso le preguntó si el poseedor de tales riquezas
no podría ser considerado como el más feliz de los mortales. Solón respondió:
"No le llames feliz antes de su muerte". Después de los once primeros
años de su reinado, los medas, vecinos del sureste, fueron conquistados por los
persas y Creso se preparó para una inevitable prueba de fuerza con ellos. Creso
se alió con Babilonia, Egipto y Esparta e invadió la provincia persa de
Capadocia en Asia Menor. Ciro II el Grande, rey de Persia, dirigió un ejército
contra las fuerzas lidias, penetrando hasta Sardes, y capturando al rey. Creso
bien fue asesinado en ese momento, bien sobrevivió como vasallo de confianza de
Ciro y de su hijo, Cambises II, siguiente rey de Persia. Según la leyenda, el
prisionero Creso, a punto de ser quemado vivo por Ciro, gritó a Solón,
recordando las palabras del sabio. Ciro fue informado del significado de esos
gritos, y se impresionó tanto que ordenó que se apagara la hoguera. El fuego
ardía tan vivamente que su orden no podía cumplirse, pero el dios Apolo, al que
veneraba Creso, intercedió con una tormenta que apagó las llamas. Creso
entonces fue puesto en libertad y honrado por los persas.
Conclusión.
A. La
iglesia en Sardis estaba a punto de morir. Muchas iglesias hoy en día, se han
llenado de pecado, de gente mala, tienen nombre de que “viven” y están
“muertos”.
B.
Ésta iglesia nos recuerda la importancia de vigilar, exhorta a afirmar nuestra
obras, que no se vayan marchitando, y sobre todo, que el Señor la destruiría si
no se arrepentía.
C.
Aprendamos a tener cuidado con Satanás, porque está buscando cómo matar a las
iglesias.
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