"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

domingo, 21 de febrero de 2016

TEÓFILO

(Lucas 1:1-4; Hechos 1:1)
                                               
En la Biblia podemos encontrar una gran riqueza de lecciones y mensajes que alimentan nuestra alma. Una forma de excavar y rescatar los tesoros escondidos es a través de los personajes bíblicos.
     Se cree que existen alrededor de 2,930 personajes de los cuales, con dificultad, podríamos mencionar una veintena.
     Entre los hombres y mujeres, mencionados en la Escritura, vamos a escoger a uno que, por el poco conocimiento que tenemos de él, puede ser un interesantísimo objeto de investigación y una enseñanza para la vida espiritual.
     Hablamos de Teófilo.
     ¿Quién era? Es un misterio aún para los eruditos en Historia bíblica y secular. No se ha podido vincular a ningún personaje histórico; aunque eso no significa que no haya existido, como algunos sugieren, quizá nadie escribió de nada de él. Y eso ya es una buena noticia.Debido al vacío histórico, acerca de Teófilo, hay quienes han planteado la posibilidad de que no se refiere a una persona en particular. Sino que, en el lenguaje literario de Lucas, podría hacer referencia a un arquetipo espiritual que incluye, como el significado de su nombre lo indica (Teos= Dios, Filos= amigo, amante, alguien que ama), a todos los creyentes que aman a Dios. Sin embargo parece poco probable que esa teoría sea cierta. Sobre todo porque la Escritura nos permite inferir algunas cualidades y rasgos de personalidad de Teófilo.
     Vayamos pues a usar nuestro intelecto al razonamiento de la Escritura, para conocer un poco más de éste personaje y, de paso, edificarnos para la vida espiritual.

Era un oficial romano.
Todos los comentaristas, de los libros escritos por Lucas, resaltan la belleza literaria y el lenguaje educado, culto y refinado del autor. Ésta aseveración pone un sólido fundamento en la existencia real de Teófilo, y no solamente eso, sino que abre paso a otra conclusión lógica.
     Lucas se refiere a él con el título: “oh excelentísimo Teófilo”. Mención honorífica designada a la gente con un puesto oficial en el gobierno romano, obsérvese el uso de éste título en boca del apóstol Pablo: para referirse a Félix (Hechos 24:3) y a Festo (Hechos 26:25), ambos hombres prominentes en la política romana. Esta forma era usual entre los oficiales romanos (Hechos 23:26). Es similar a la otra frase: “Su Excelencia”. Para referirse a los reyes.
     Por lo tanto, no deberíamos pensar que Lucas habla de una figura literaria, como si se tratase de un arquetipo espiritual, sino de un individuo destacado en el gobierno y la política romana. Es probable que, siguiendo esta línea de pensamiento, Teófilo haya sido un individuo económicamente próspero, como corresponde a alguien que pertenece a un alto estatus social.
     ¿Cómo se conocieron Lucas y Teófilo? La relación entre ellos parece evolucionar de la distancia de clases a la amistad. En la segunda entrega de su documental, Lucas omite el título y le llama, simple y llanamente: Teófilo. Como tratándose de alguien cercano en afecto, alguien que ha pasado a formar parte de una relación más íntima.
     Algunos creen que Lucas fue esclavo de Teófilo. En aquel tiempo la esclavitud era muy común y algunos patrones enviaban a sus sirvientes a aprender oficios, como la medicina. Pero esto parece inconsecuente y, cualquiera que haya reflexionado en la biografía de Lucas, desechará inmediatamente tal suposición.
     Quizá el encuentro entre estos personajes sea una cuestión que no podemos resolver con exactitud, pero nos señala la dirección hacia otro pensamiento.

Era un estudiante diligente.
Podemos leer en el texto la siguiente frase: “las cosas en las cuales has sido instruido”. Esto es una ventana que muestra un panorama más amplio acerca de Teófilo. ¿En qué circunstancia conoció a Lucas? ¿Qué los relacionaba? Hay dos hipótesis:
     1. Teófilo, un incrédulo que patrocinó a Lucas. Algunos eruditos dicen que las expresiones, con que Lucas se refiere a Teófilo, indican que vino al cristianismo después de haber leído el primer tratado. Quizá pagó los gastos necesarios para que Lucas pudiera dedicar su tiempo, esfuerzo y capacidad para realizar una detallada labor periodística.
     2. Teófilo, un cristiano interesado en la divulgación del evangelio.
     Me parece más lógica ésta segunda postura. Observemos cuidadosamente las palabras exactas, dentro del amplio bagaje cultural, que Lucas escogió para escribir.
“me ha parecido también a mí […] escribírtelas por orden”. Es decir, de manera detallada, sistemática, consecuente. Esta palabra (orden) se puede leer en otros relatos de Lucas (Hechos 11:4; 18:23). Donde el uso de la palabra orden refleja un discurso detallado y consecuente. Esto nos muestra un rasgo de personalidad, atribuible tanto al autor como a Teófilo: el orden, control, meticulosidad, escrutinio, pulcritud, dedicación, limpieza, perfección, cuidado, etcétera.
“cosas en las cuales has sido instruido”. Es decir, no era un ignorante, incluso podemos pensar que tampoco era incrédulo. Leyendo el pasaje con un poco de distancia y sentido común (aunque es el menos común de los sentidos) podemos ver que Lucas le habla como un maestro a su discípulo. La palabra instruido es una palabra griega (katecheo), kata y echeo (de donde viene la palabra eco): significa ensordecer, instruir oralmente, de ahí la palabra catequista (que da enseñanza) y catecúmeno (el que la recibe). Pero note la estructura de lenguaje, muy particular en Lucas, que usa para describir a otra persona: Apolos. “este había sido instruido” (Hechos 18:24). Si Lucas describió a ambos personajes de la misma manera, podemos pensar que poseían las mismas características.
     Teófilo era un estudiante dedicado, dispuesto a invertir, no sólo su tiempo y esfuerzo, dinero al estudio ordenado de la escritura (si es que patrocinó a Lucas).
     Pero, ¿deseaba los tratados para su uso privado? ¿Lucas escribió como un encargo personal? ¿Había otro propósito? Esto nos lleva a conocer otro posible aspecto de Teófilo.

Era un predicador confiable.
No podemos afirmar un montón de cosas. Hemos estado usando la lógica para conocer algunos aspectos de Teófilo, así que pongamos en duda algo que hemos dado por cierto anteriormente: que Teófilo contrató los servicios de Lucas.
     Eso no significa que los argumentos anteriores queden derrumbados, pues es la interpretación de las Escrituras lo que nos permite afirmar que Teófilo era un estudiante diligente. Ahora bien, ¿cuál era el objetivo de Lucas al escribir sus obras?
“para que conozcas bien la verdad de las cosas”. La Biblia de Las Américas traduce con mayor precisión: “para que sepas la verdad precisa acerca de las cosas”. El principal objetivo del autor, y de cualquiera en el Nuevo Testamento, era revelar la verdad con la mayor exactitud posible.
     ¿Era una verdad exclusiva para Teófilo? No debemos pensar así, pues aparece otra posibilidad frente a nosotros.
     En aquel tiempo no era fácil distribuir copias a toda la gente, recuérdese que la imprenta fue inventada hasta el año 1440. Por lo que era de esperar que Lucas dedique sus obras a una persona en particular, es decir, no esperaba que otros tuvieran acceso directo a su manuscrito.
     Pero Lucas no eligió a cualquier persona para confiarle un valiosísimo material. ¿Cuál iba a ser la función de Teófilo? ¿Distribuir copias? ¿Tener en el librero los manuscritos?
     Quizá ninguna. Encontramos un indicio de la intención oculta, a nosotros, en Marcos 13:14: “el que lee, entienda”. Es decir, alguien que tiene la responsabilidad de leer. Como no era fácil conseguir ejemplares escritos de los libros de la Biblia, usualmente se designaba a una persona como encargada de guardar, leer, explicar y volver a guardar los libros (Lucas 4:16-20). Es probable que ese iba a ser el papel de Teófilo. Siguiendo la comparación entre Teófilo y Apolos, podemos pensar que si compartían una cualidad, ¿por qué no se parecerían en lo demás? Apolos era alguien poderoso en la Escritura, confiable, elocuente y capaz de enseñar con exactitud la palabra de Dios (Hechos 18:24, 25 LBLA).
     Seguramente Lucas entregó, confiadamente, su manuscrito a un hombre preparado, cristiano y predicador; capaz de transmitir con claridad el mensaje del evangelio.
     Y vemos que no se equivocó. Pues esas obras se conservaron y divulgaron hasta nuestros días. Teófilo hizo un excelentísimo trabajo. ¿Qué sería del Nuevo Testamento sin Lucas y Hechos?


Quisiera Dios que más hombres, como Teófilo, se levantaran para estudiar, conservar y divulgar la sana doctrina. Éste artículo no trae lecciones prácticas, le toca a usted extraerlas. ¿Es usted como Teófilo? ¿Es usted amigo o alguien que ama a Dios? ¿Está contribuyendo a la obra? ¿Cuál es su función en la viña del Señor?
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