"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

martes, 11 de febrero de 2014

EL TEMPLO DE DIOS

-08 Nov. 12-

Introducción.
Hablar del templo de Dios era, para los judíos, un tema sumamente importante.
Históricamente existieron dos templos. El que construyó Salomón (1 Rey.6:1; 2 Cro.3:1) y que más tarde fue reconstruido por Zorobabel (Hag.1:1). El otro templo fue el construido por Herodes en el año 19 a. C.
Nosotros vamos a centrar nuestra mirada en el templo de Salomón; y trataremos de aprender algunas lecciones prácticas para nuestra vida espiritual.


El templo de Salomón.
Dios dio los planos del templo (el diseño, la forma) a David, y él se la dio a Salomón (1 Cro. 28:11, 12, 19).
El templo fue construido con la contribución personal de David y de los judíos (1 Cro.29:1-6).
Características.
Por fuera:
   Construido sobre Moriah (2 Cro.3:1; Gen.22:2)
   Dos columnas: Jaquín y Boaz (3:17).
   Altar de bronce (4:1).
   El mar de fundición (4:2).
Por dentro:
   Diez fuentes sobre diez basas (4:6, 14).
   Las mesas de los panes (4:8).
   El lugar santo y el lugar Santísimo (3:8).
   Dos querubines (3:10-12).

Jacob como modelo del templo.

Jacob tuvo un sueño (Gen.28:10-19). En éste sueño hay muchas cosas interesantes:
Jacob concluyó que aquel lugar era “casa de Dios” (v.17). Por lo cual le llamó Bet-el. El templo se consideraba la casa de Dios.
Soñó una escalera por la cual subían y bajaban ángeles (v.12). Salomón edificó una rampa o escaleras que subían al lugar Santísimo (1 Rey.6:2, 19, 20).
Jacob se recostó sobre una piedra (v.11, 18). El templo fue edificado sobre Moriah, el lugar donde Isaac iba a ser sacrificado.

El templo con figura humana.
No sabemos con certeza si Jacob sirvió de modelo, es probable. Pero el templo tenía mucha similitud con un cuerpo humano.
1. Los aposentos de alrededor del lugar Santísimo (1 Rey.6:5). Como un turbante.
2. Los aposentos alrededor del templo como unos brazos.
3. El arca de la alianza (1 Rey.8.8) como la nariz.
4. Los dos querubines como ojos.
5. La escalera como el cuello.
6. El altar de incienso (1 Rey.6:22), como el corazón.
7. Las mesas de los panes (1 Rey.7:48), el pan representa carne.
8. El pórtico (1 Rey.6:3), las caderas.
9. Diez fuentes sobre diez basas, los dedos.
10. Las columnas como las piernas.
11. El altar de sacrificio como los pies.
12. El mar de fundición era el lugar donde los sacerdotes se lavaban antes de entrar al templo (2 Cro.4:6).


El templo del Espíritu Santo.
En la actualidad, Dios ya no habita en templos hechos por manos humanas (Hc.17:24).
Pero habita en nuestros cuerpos (1 Co.6:19).
Si el templo de Salomón era un simbolismo del cuerpo humano, el templo del Espíritu Santo; ¿qué podemos aprender?
1. El lavamiento con agua. Así como los sacerdotes se lavaban antes de entrar al templo, las personas debemos lavar nuestro cuerpo para que el Espíritu Santo more en nosotros (Hc.2:38).
2. Dios quiere un templo adornado. No con adornos terrenales sino internos, el corazón (1Ped.3:3, 4).
3. La construcción del templo requiere un sacrificio personal. Así como David y todos los judíos dieron de su dinero (Rom.12:1).
4. Dios quiere morar a través de nuestras obras. El templo fue dedicado a la adoración de Dios, eso mismo pide de nosotros.

Conclusión.
Quizá no estamos familiarizados con el templo de los judíos, tal vez ni siquiera entendemos cuán importante era para ellos.
Pero debemos reflexionar, ¿dejaría que su cuerpo se destruya en enfermedades?, ¿se provocaría daños?, ¿se quitaría la vida? Es posible que alguien responda que sí, pero ahora, nuestro cuerpo no es un simple cuerpo, es el templo de Dios.

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