(Lc.16.27,
28) -08 May. 10-
Introducción.
A. Muchas veces hemos leído estas mismas escrituras, señalando la vida
materialista del hombre rico, y la vida sufrida de Lázaro, y en algunas
ocasiones hemos enfatizado que las almas no pueden salir del hades, como lo
pidió el rico.
B. Pero hoy vamos a meditar en la vida de los cinco hermanos del rico.
1. Admiraban a la persona equivocada.
A. Parece que hay una diferencia de edad algo significativa entre el
rico y sus cinco hermanos, mientras éste rico es independiente, tiene su propia
casa, sus propios negocios, sus hermanos siguen viviendo bajo el techo y
dirección de su padre. Muchas veces los hermanos mayores son un modelo a
seguir, son el ideal, el ejemplo e inspiración de sus hermanos más pequeños;
pero la conciencia intranquila de éste rico, quien había dado un mal ejemplo
que sus hermanos seguían, le obligaba a abogar por ellos (v.28), los jóvenes
seguían los mismos pasos que su hermano.
B. Se ha preguntado alguna vez, ¿a quién admira?, ¿a quién admiran sus
hijos?, ¿es usted la inspiración de alguien más? Cada una de estas preguntas
involucra una gran responsabilidad, pues solamente una persona es nuestro
ejemplo perfecto (1Ped.2.21). Aún
así, somos cartas abiertas y leídas por los hombres (2Co.3.2), lo cual nos
obliga a conducirnos de manera ejemplar (1Tim.4.12).
2. No crecieron bajo la disciplina de Dios.
A. Estos jóvenes, no conocían la ley de Moisés, no la habían escuchado
(v.29), su hermano sabía que nunca habían oído estas palabras (v.30).
Probablemente su padre nunca les habló sobre las cosas espirituales, quizá al
hermano mayor tampoco se le enseñó, de lo contrario no se habría apartado [“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”;
Prov.22.6].
B. La ley misma, mandaba a los padres a enseñar a sus hijos la ley de
Dios (Deut.6.7). Pero muchos hijos no crecen bajo éstas enseñanzas, aun cuando
los padres pudieran ser cristianos, muchos hijos se quedan en casa, o se les da
la “libertad” de elegir, solamente hay una manera de llegar al lugar de consuelo,
y los padres que no instruyen a sus hijos para llegar al cielo, los instruyen
para llegar al infierno (Efe.4.6).
3. Eran muchachos necios.
A. Probablemente eran jóvenes, educados, quizá iban a escuelas de
prestigio, hombres de ciencia, pensantes, filósofos quizá. Pero en su
conocimiento secular, eran necios para las cosas de Dios, seguramente querían
ser convencidos, que les trajeran pruebas contundentes, reveladoras,
materiales. Tanto que aunque Lázaro se levantara de los muertos no creerían
(v.31), seguramente conocieron a Lázaro tirado a la puerta de su hermano, quizá
ellos mismos lo “enterraron”. ¿Cuánta gente hay que es dura de corazón para no
creer en Dios? Personas que han leído libros, que han visto documentales,
películas que desacreditan a Dios y ponen en duda su existencia.
B. Esta manera de pensar en necia (Sal.14.1). A éste tipo de personas
nada les puede convencer, sino solamente la lectura de la Biblia (v.31;
Jn.20.31).
Conclusión.
A. Mucha gente está siguiendo los pasos de las personas equivocadas, de
drogadictos, adúlteros, maldicientes, etc. Pero no se dan cuenta del camino que
llevan.
B. El trabajo para llegar al Cielo empieza desde los padres, a guiar a
sus hijos por el buen camino.
C. La gente que ha leído de Dios para dudar de él, ahora puede empezar a
leer su Biblia para creer.
0 comentarios:
Publicar un comentario