(Fil.3.20) -27 mar. 08-
Introducción.
A. Teniendo en cuenta que la ciudadanía que tenemos, es espiritual, la hemos obtenido por obediencia, no da leyes y privilegios, hay cosas que implica.
B. Éste texto nos recuerda algunas cosas importantes para nuestra vida.
C. Pensemos en algunas cosas que nos recuerda ésta frase.
I.- Que hay cosas más excelentes.
A. Sin duda nuestra vida en ésta tierra puede ser placentera, hermosa, porque Dios ha hecho cosas maravillosas que nos muestran su poder (Sal.19.1; Rom.1.20).
B. Mucho podríamos disfrutar en éste mundo, pero la mayor desventaja, es que todo esto es corruptible y nos corrompe (1Jn.2.16, 17).
C. Pero nuestra ciudadanía nos recuerda que hay cosas más excelentes (Hb.11.4; 1.4; 1Co.12.31; 2Co.4.17). Una mejor ciudad (Hb.11.9, 10; Apc.21.21; 2Ped.1.4; Lc.10.20).
II.- Que somos extranjeros.
A. Pablo nos dice que nuestra ciudadanía está en los cielos, eso nos recuerda que mientras estemos en ésta tierra somos extranjeros.
B. La biblia nos enseña esta verdad. Incluso los hombres de fe se consideraban extranjeros y peregrinos (Hb.11.13). Así nosotros somos extranjeros en ésta tierra, pero ya no lo somos del cielo (Efe.2.19).
C. Si somos extranjeros, debemos vivir como tales (“El ermitaño y el turista”). Debemos apartarnos de los negocios terrenales (1Ped.2.11; 2Tim.2.4). Abraham vivió como extranjero (Hb.11.9, 10).
III.- Que algún día iremos allá.
A. Todo viaje tiene su final, y algún día iremos al cielo. Pablo enseña ésta verdad para recordarnos que algún día llegará ese momento.
B. Debemos esperar por ese día, esa es una gran bendición (1Co.15.19). La llegada al cielo vendrá (2Ped.3.13).
C. Y porque hemos de ir al cielo, a nuestra morada eterna (Jn.14.1, 2), debemos prepararnos para el viaje (2Co.5.10; Amos.4.12).
Conclusión.
A. Estas verdades básicas son lecciones que debemos recordar día con día, porque nuestra ciudadanía está en los cielos.
B. Esperemos pues a nuestro dios, pero debemos prepararnos para gozar de las bendiciones.
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