En numerosas ocasiones intenté, sin ningún éxito, preparar
un material que pudiera ayudar a cristianos deseosos de iniciarse en la
predicación. Sin embargo, me he visto desalentado al encontrar cristianos que
no desean ser enseñados, algunos porque son autodidactas y otros porque no son
capaces de dejar de lado la vanagloria.
Aunque, por otro
lado, también he conocido cristianos sinceros, nobles y humildes; algunos de
ellos se han acercado a pedirme algún consejo u orientación en el estudio y
preparación de sermones. Para ellos es esta pequeña obra.
En las siguientes
páginas encontrará un intento de reunir diversos aspectos y aportaciones de
hermanos, predicadores de más experiencia que yo, de quienes, en su momento,
leí y aprendí importantes lecciones. Aunque, al revisar las aportaciones de
otros predicadores, siempre me edifico y depuro mis errores, también creo que
las obras de otros hermanos son esbozos que, a veces, no abarcan con todo
detalle la técnica y práctica de la predicación.
A lo largo de los
años, que he predicado, he aprendido algunas técnicas de estudio y organización
de sermones, he adquirido experiencia en el uso de la Escritura, y también he
aprendido algunas actitudes que ayudan al crecimiento espiritual.
Por lo tanto éste
es un trabajo sencillo y sin grandes aspiraciones, sin ambiciones
desproporcionadas, en el cual podrá identificar algunas consideraciones que, en
lo personal, me han ayudado en la obra de la predicación. Pero no deseo hacer
de mí una imagen desproporcionada, idealizada y, por demás, irreal. El trabajo
que hago al predicar no lo hago solamente para mí, porque yo soy el que se
edifica en primer lugar, sino para el bienestar de la iglesia y la honra y
gloria de Dios.
Le recomendaría
al estudiante serio: conseguir las obras que vienen en la lista de referencias,
leerlas y estudiarlas de manera paralela; realice ejercicios y practique mucho.
0 comentarios:
Publicar un comentario