"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

martes, 15 de julio de 2014

LA PREDICACIÓN

La predicación es una actividad de gran importancia. Dios está al pendiente de los que predican, los observa con cuidado, los bendice si lo hacen bien y los reprende si no. “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:15).

     No podemos negar que es una labor preciosa. Cualquiera que se ha iniciado en la predicación puede dar fe de las bendiciones que se experimenta: edificarse uno mismo, hacerse el hábito de meditar en la Escritura, ayudar a otros a alcanzar la salvación, etcétera.

     Pero también es una labor ardua. A veces se ponen, en el predicador, exigencias difíciles de sobrellevar: predicar con cierta frecuencia, resolver algunos problemas, dar su opinión sobre ciertos temas (familiares, laborales, personales, etcétera).

     Cualquiera que desee convertirse en predicador debe estar consciente de todas estas implicaciones. Sin embargo, para no desalentarnos, recuerde lo que dijo el apóstol Pablo (1 Corintios 15:58): “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

     En seguida quiero mencionar algunas cosas que pueden facilitar nuestra labor.

Lo que la predicación requiere de la audiencia.

El público puede facilitar el trabajo del predicador, pero también lo puede hacer muy difícil. Los oyentes tienen que estar fuertemente motivados para poder laborar con el expositor. En una lección anterior hablamos de la alianza expositiva, aquí se pondrá en evidencia el nivel de compromiso que tienen hacia Dios y hacia el predicador. La Biblia habla sobre la actitud adecuada de la audiencia:

     1. Estar atentos. Nehemías 8:3 explica la actitud que tenía el pueblo cuando se leía el libro de la ley. La iglesia debe prestar toda su atención, exhórtelos a apagar los teléfonos, a dejar de pensar en sus preocupaciones materiales, a mantener el control sobre los niños, que no se duerman, etcétera.

     2. Ser nobles. El predicador va a señalar los defectos de la audiencia, los reprenderá si es necesario, condenará el pecado y exhortará a la iglesia a la santidad. La iglesia debe prestar su corazón con nobleza y aprecio por la amonestación (Hechos 17:11).

     Con estas actitudes será posible la edificación. Sin embargo hay cristianos se sienten ofendidos por las predicaciones, se enojan contra el predicador, lo critican y murmuran de él. Es ahí donde el trabajo se dificulta. El predicador debe resistir.

Lo que la predicación requiere del predicador.

¿Existen cualidades especiales para ser predicador? En un sentido sí. El predicador debe ser un individuo santo, apartado del mal, irreprensible, constante en la adoración a Dios (2 Timoteo 2:2). En otro sentido no. Cualquiera, que se encuentre fuertemente motivado, puede ser un elemento de gran ayuda en esta labor espiritual.

     1. Aptitudes. Las aptitudes son capacidades.
        a. Para enseñar. Es una cualidad indispensable para el cargo de anciano (1 Timoteo 3:2). Pero todo buen siervo de Dios debe ser apto para enseñar (2 Timoteo 2:24).

        b. Para toda buena obra. Pablo oraba a Dios para que los cristianos fueran aptos para toda buena obra: orar, cantar, predicar, ayudar a otros, hacer visitas, etcétera (Hebreos 13:21).

        c. Para hablar en público. El predicador debe tener la capacidad de darse a entender, debe mantener sus nervios en control.

        d. Para investigar. Esto implica que tiene la capacidad de leer mucho material, de analizarlo, sintetizarlo y exponerlo. Se sabe informar, sabe cómo buscar el material.

     Podríamos añadir otras aptitudes, pero estas son suficientes, el predicador debe ser un individuo capaz de guiar a otros a la salvación de sus almas, puede partir el pan de vida con los hambrientos de la verdad y rescatarlos del pecado.

     2. Actitudes. Si la aptitud no se posee, se puede desarrollar con la actitud adecuada. La actitud es la forma en que encaramos la labor de la predicación. El obrero debe tener una buena actitud frente a la adversidad. Debe ser humilde, prudente, debe saber mantener sus dudas en silencio, debe evitar la controversia, no debe ser contencioso ni oponerse a cualquier cosa, debe estar siempre listo y dispuesto para el arrepentimiento, debe saber escuchar y hablar, debe medir sus reacciones frente a los demás.

     Algunas recomendaciones que recibí de mi padre:
        a. Evitar temas controversiales y asuntos de opinión. Cuando tenga dudas sobre un punto que puede generar controversias y discusiones, mejor cierre la boca, vaya a casa y estudie diligentemente. Si es necesario desvelarse: ¡hágalo! Hasta que esté plenamente convencido. Si tiene opiniones personales, y no puede encontrar respaldo en las Escrituras, nunca las enseñe como si fueran mandamientos, mejor diga: en mi opinión, yo creo, yo pienso.

        b. Evitar temas doctrinales si no está listo. Al principio de la predicación se puede topar con asuntos de doctrina que quizá no sean fáciles de exponer, quizá usted no está listo para entender, investigar o explicarlos. Mejor evítelos, más adelante va a adquirir las herramientas para hacerlo.

     Son muchas las consideraciones que podríamos añadir. Pero solamente quiero dejar en la mente del lector que: el predicador debe pensar siempre en la edificación de la iglesia (1 Corintios 14:26).

     También he visto predicadores que rivalizan con los demás: algunos no permiten, al no estimular, a los jóvenes a que se inicien en la predicación porque ellos quieren tener el control; otros compiten intentando presentar mejores sermones que los demás. Estas actitudes no ayudan, aunque la iglesia sea edificada, generarán roces, desconfianzas y distanciamiento entre la hermandad (Filipenses 1:15-18).

     3. Hábitos. Debo insistir una vez más, el predicador debe leer con frecuencia. Leer buena literatura, bíblica y secular, le dará herramientas para tener material de exposición, para redactar mejor, para enfrentar sus propios problemas y resolverlos sanamente. También debe tener el hábito de meditar en la palabra, tener en su mente aplicaciones y reflexionarlas hasta que tenga una buena enseñanza.

     4. Material de estudio. La predicación es una profesión y hay que invertirle dinero. Las iglesias que no ayudan económicamente a sus predicadores no aprecian el esfuerzo que ellos hacen ni saben los gastos que debe realizar. Es importante tener un espacio de estudio, una pequeña mesa bien arreglada, con lápices, plumas, hojas, libretas. Una pequeña biblioteca. Sugiero que tenga a la mano las siguientes herramientas de estudio:

        a. Diccionarios de significados. Esto le ayudará a definir palabras desconocidas y comprenderlas. La Real Academia de Español tiene buenos diccionarios en venta.

        b. Diccionarios de palabras en griego y, de ser posible, en hebreo. Algunos buenos diccionarios: W. E. Vine y Strong en español.

        c. Diccionarios bíblicos. Es diferente al diccionario común, ya que éste le proporciona material e información relevante en la Biblia.

        d. Concordancia. La concordancia es un libro donde puede buscar una palabra y, en lugar de encontrar una definición, le enviará a todos los pasajes que incluyen esa palabra.

        e. Comentarios. Los comentarios de los hermanos Bill H. Reeves y Wayne Partain son muy útiles y, al menos, el hermano Partain los envía por paquetería.

        f. Libros de estudio. Hay buenos materiales sobre temas de historia, geografía, análisis de temas bíblicos, etcétera.

        g. Libros de literatura. En lo personal, no me imagino vivir en una casa sin libros de literatura, no espere a que salga la película del libro, léalo, tenga interés por la cultura general, eso le brindará herramientas invaluables.

     Con paciencia y esfuerzo podrá adquirir mucho material, guárdelo, no lo preste si cree que no se lo van a devolver, procure no sacar copias porque los libros se deterioran. Actualmente basta con tener una computadora con acceso a internet y puede acceder a gran cantidad de información. Aun así, yo prefiero el material impreso.

     Aquí pongo una lista de páginas por internet con buen material de estudio:
        a. www.billhreeves.com, aquí puede encontrar comentarios, tratados, libros, etcétera, del hermano Reeves, él ha sido un predicador fiel y esforzado por más de sesenta años.
        b. www.waynepartain.com, aquí puede encontrar comentarios, tratados, libros, sermones, etcétera del hermano Partain, amigo y compañero de milicia del hermano Reeves, es un predicador que también ha dedicado gran parte de su vida a la obra hispana.
        c. www.justchristians.org/SanasPalabras, del hermano Mark Reeves, tiene excelente material de estudio y predicación.
        d. www.executableoutline.com, del hermano Mark Coppeland, tiene una gran cantidad de sermones y estudios bíblicos muy buenos, pero están en inglés, puede traducirlos con las herramientas de internet.


     Sugiero que consulte la lista de material que Reeves M. (1998) pone en el apéndice. También puede descargar aplicaciones en su celular o tablet: e-sword, biblias, diccionarios, etcétera.
Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Lo más visitado de la semana

Archivo

Con la tecnología de Blogger.

Síguenos en

Copyright © Un Rabí | Powered by Blogger
Design by SimpleWpThemes | Blogger Theme by NewBloggerThemes.com | Distributed By Blogger Templates20