"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

domingo, 21 de septiembre de 2014

SARA Y EL NUEVO PACTO VS AGAR Y EL VIEJO PACTO

(Gálatas 4:21-31)
En algún lado leí una ilustración que dice, más o menos, así: “sobre palabras podemos discutir mucho, podemos debatir sobre las medidas de una mesa, usted puede decir que mide 20x30x60; yo puedo decir que mide 25x40x55. Sin embargo ninguno de los dos puede saber si tiene la razón hasta consultar con un metro, el metro dirá que la mesa mide 22x35x57. Ya no tenemos razón para discutir, seríamos demasiado necios para conservar nuestra postura errada. Lo mismo sucede con la doctrina. Muchos afirman que debemos practicar tal o cual cosa, otros se oponen. ¿Qué instrumento nos ayudará a conocer la verdad? La Biblia”.
     Muchos predicadores mentirosos usan pasajes de la Biblia que les convienen y de los cuales pueden obtener beneficios materiales. Enseñan algunas cosas de la Escritura y otras no. Pero ellos ignoran una verdad evidente y muy sencilla.
     En Gálatas leemos una reprensión e instrucción, del apóstol Pablo, acerca de los dos pactos y cuál es el pacto vigente. Nosotros vamos a estudiar un poco acerca de esto.

Los dos pactos.
La Biblia se compone de dos pactos:
     1. Antiguo Testamento.
     2. Nuevo Testamento.
Cada uno de ellos contiene una serie de mandamientos, ordenanzas e instrucciones que el hombre debe obedecer. Hay quienes hacen una división (inexistente) en el Antiguo Pacto:
     1. La ley de Moisés (ley ceremonial).
     2. La ley de Dios (diez mandamientos).
Tal cosa es falsa, amabas leyes son una y la misma. En Nehemías 8:1 leemos que Esdras leía frente al pueblo judío la ley de Moisés, y en el verso 8 leemos que leyeron la ley de Dios. El término se usa de manera intercambiable para hacer referencia a una misma cosa: las instrucciones que Dios proveyó al pueblo judío, por medio de Moisés.
     Una vez aclara tal confusión, veamos algunas características de los dos pactos.

Características de los dos pactos.

ANTIGUO PACTO
NUEVO PACTO
También conocido como la ley de Moisés o viejo testamento (Lucas 2:22; Hebreos 9:15).
También conocido como la ley de Cristo o nuevo pacto (1 Corintios 9:21; Hebreos 12:24).
ANTIGUO PACTO
NUEVO PACTO
Se dividía en la ley, los profetas y los salmos (Lucas 24:44).
No existe ninguna división: la doctrina de Cristo o la doctrina de los apóstoles.
Se estableció con la sangre de animales sacrificados (Éxodo 24:8).
Se estableció con la sangre de Cristo (Hebreos 9:11-15).
Fue un pacto o acuerdo entre Dios y el pueblo judío, nadie más podía participar de las bendiciones de Dios (Éxodo 19:5-8).
Fue un pacto o acuerdo entre Dios y toda la humanidad (Hechos 2:39). Los gentiles ya podemos gozar de la bendición (Colosenses 3:11; Romanos 1:16).
Fue un pacto defectuoso y no podía salvar al hombre (Hebreos 10:1-4).
Es un pacto perfecto y puede salvar al hombre (1 Pedro 3:21).
Se profetizó su fin, cuando todo se hubiera cumplido (Mateo 5:17, 18).
No se ha profetizado su fin.
Las cosas de la ley se cumplieron (Lucas 24:44).
La ley de Cristo se sigue cumpliendo.
La ley fue quitada y clavada en la cruz (Colosenses 2:14, 15; Efesios 2:12-16).
La ley de Cristo está vigente.

La alegoría de Sara y Agar.
Ya desde los tiempos de la iglesia primitiva, había cristianos que querían volver a las prácticas y ordenanzas del antiguo pacto. Entre ellos, los gálatas habían sido fascinados, engañados, para volver a dichas prácticas (Gálatas 3:1; 4:8-11).
     En su exhortación, el apóstol Pablo, utiliza la alegoría (una comparación con un hecho real) para explicar la importancia de obedecer solamente el nuevo pacto, la ley de Cristo.
     Agar representa el antiguo pacto (Gálatas 4:24, 25). Ella fue sierva (esclava) de Sara y sus hijos son hijos de esclavitud. Los que obedecen, aunque sea en parte, al antiguo pacto son hijos de esclavitud.
     Sara representa el nuevo pacto (Gálatas 4:26-31). Ella era libre, era la esposa de Abraham y recibió la promesa de engendrar hijos, aunque era estéril, y esa promesa se cumplió. Sus hijos, son hijos de promesa. Por lo tanto, los que obedecen el nuevo pacto, de la Jerusalén celestial (Apocalipsis 21:1, 2) son hijos libre, hijos de la promesa.
     No podemos mezclar las leyes y obedecer ciertas cosas y otras no: diezmos, primicias, guarda de días, etcétera, mientras que no se practica la circuncisión, apedrear a los pecadores, sacrificar animales, etcétera.


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