"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

domingo, 14 de septiembre de 2014

LA VIDA ES COMO UN SUEÑO

(Salmos 90:5)
El Salmo 90 es el único que fue escrito por Moisés, en él describe su visión de la vida del hombre en comparación con la eternidad de Dios.
     Sin duda él era un testigo fiel de la grandeza de las maravillas de Jehová, había presenciado la pérdida de muchas vidas y había experimentado lo relativo del tiempo: un viaje de tres días se convirtió en cuarenta años.
     Ahora que él ha aprendido, por experiencia propia, el significado de la vida, pide al Señor la sabiduría para contar los días (v.12). En su descripción literaria de la vida, utiliza la figura del sueño. ¿Qué representaba, para Moisés, el sueño? ¿Qué aspectos de la vida podemos apreciar en esa comparación?

Es breve.
La palabra hebrea para sueño es shenah (shay-naw’) y viene de la raíz yashen (yaw-shane’) que significa perezoso o flojo; por implicación significa dormir (Génesis 2:21). En la actualidad diríamos que la vida es como un pestañazo, un coyotito, una siesta.
     Eso es lo que moisés quiere que aprendamos. La vida es breve (Santiago 4:14). No solamente breve en comparación con la eternidad de Dios, sino que también puede finalizar en cualquier momento.

No es lo que aparenta.
La palabra sueño tiene otra acepción en el idioma español: está relacionada con la actividad onírica. Aunque la palabra hebrea, para esta acepción, es chalome (khal-ome’), de la raíz chalam (khal-am’), que significa estar apurado o caer bruscamente; de manera figurada sentirse atontado, desvariar, soñar (Génesis 37:9). Vamos a usar esta forma para extraer aplicaciones. Los sueños o actividad onírica siempre han sido objeto de interés, especulación e interpretación.
     En la antigüedad eran usados como un medio por el cual Dios revelaba verdades a ciertos hombres (Hebreos 1:1, 2; Daniel 2:28). En la actualidad revela su voluntad a través de las Escrituras (2 Timoteo 3:16, 17).
     Los sueños ya no tienen una interpretación Divina. Sin embargo aún siguen teniendo un papel importante en nuestra vida. Hay quienes los interpretan en base a la cultura y mitos populares: soñar con serpientes se relaciona con chismes, soñar que se caen los dientes se asocia con la muerte de un familiar, etcétera. También se puede encontrar, en las librerías y puestos de revistas, diccionarios para interpretar sueños, revistas con pruebas psicológicas que revelan el mensaje de los sueños, etcétera. Sin embargo estas formas de investigación onírica están completamente equivocadas, son inútiles y no tienen un fundamento sólido, científico y confiable.
     Para una interpretación de los sueños, verídica, el psicoanálisis ha planteado algunas afirmaciones teóricas que permiten su análisis y comprensión.
     El sueño, en primer lugar, encubre un material psicológico inconsciente, es decir, tiene un significado que escapa de la comprensión del soñante.
     Ese material es un deseo reprimido. El deseo oculto en el sueño tiene que ver con la historia, vivencias, rasgos de personalidad y percepción personal. Por eso un diccionario de los sueños no puede servirle más que un rollo de papel higiénico, la persona que lo escribió tiene una interpretación muy distinta a la suya.
     A veces el deseo oculto puede ser interpretado o traducido con facilidad, como suele suceder en los sueños infantiles: “anoche soñé que me llevabas al parque a comprar un helado”, le comunica su hijo. En la Biblia también podemos leer este supuesto teórico (Isaías 27:8), este tipo de sueños, como el que se describe en Isaías, se considera sueño de comodidad: soñar que se come cuando se siente hambre, soñar que se va al baño cuando se tienen ganas de hacer pipí, soñar que ya se encuentra en la escuela o el trabajo cuando se desea seguir durmiendo, etcétera.
     En cualquier caso, el de la intervención Divina de los tiempos antiguos o la propuesta teórica del psicoanálisis, el sueño no es lo que aparenta, su contenido manifiesto, el relato tal cual es, encubre un mensaje, algo que al principio no podemos apreciar y que despreciamos por su aparente sinsentido (Salmos 73:19, 20).
     Así es nuestra vida. A veces parece que las cosas no tienen sentido, no comprendemos por qué se dieron, de una u otra manera, las circunstancias. Nos olvidamos que Dios tiene un mensaje que a veces no podemos entender (Proverbios 20:24) y que Él está corrigiendo nuestro camino y nos lleva a un mejor lugar (Proverbios 16:9). Cuando no entendemos por qué nos va mal, por qué se nos cierran las puertas, por qué el camino es difícil; es porque Dios está enderezando nuestros pasos. Nuestro deber es aplicar el pensamiento e interpretar el sueño de la vida para saber a dónde nos lleva el Señor (Hechos 16:6-10).

Debe ser transformada.
Quizá haya surgido un cuestionamiento tras la afirmación del contenido inconsciente que encubren los sueños: ¿Por qué no lo podemos entender? ¿Todo sueño es el cumplimiento de un deseo? ¿Qué significa lo que soñamos?
     Para dar respuesta a estas interrogantes hay que considerar que: sí, todo sueño es el cumplimiento de un deseo, incluso los sueños de angustia o terror. Sólo hay que traducirlo al contenido latente u oculto. Sin embargo, tal empresa es sumamente compleja y difícil. El deseo a veces es moralmente y bíblicamente prohibido, pecaminoso. Por lo cual no es presentado de manera directa, para no generar excesiva angustia o culpa. Algunos de los suelos bíblicos pueden interpretarse bajo esta premisa, como en el caso de los sueños de José (Génesis 37:5-11). Podríamos decir que el deseo oculto era una satisfacción narcisista, el deseo de estar sobre su familia y tener cierta autoridad y reconocimiento. Pero no debemos olvidar que, en ese momento, Dios usó el sueño para profetizar lo que sucedería con José.
     Debido a esto, al deseo prohibido que se oculta en los sueños, el contenido onírico manifiesto aparece sin sentido, incongruente, totalmente ajeno a nosotros y por demás incomprensible. De modo que se nos ha presentado el cumplimiento de un deseo prohibido sin hacernos sentir amenazados y, por el contrario, le encontramos indiferente, gracioso o preocupante.
     Esto es posible a través de diversos mecanismos y procesos psíquicos que desfiguran o disfrazan al sueño. Si se observa con atención y se rastrean los orígenes de los elementos oníricos, nos encontraremos con un resto de origen diurno, elementos de nuestra vida en vigilia han sido tomados por el sueño, la mayoría de las veces son detalles sin importancia: la percepción fisiológica de orinar, una charla breve con un conocido, un nombre, una película, etcétera. Pero esos elementos son tomados por el sueño para disfrazar el deseo, simbolizan algo, no son lo que aparentan: uno de los simbolismos más frecuentes y universales es el agua, normalmente está relacionada con el vientre materno, por ello su generalidad, en consecuencia se asocia con la madre y la relación con ella.
     En otras ocasiones los elementos más simples se exageran: tener una mano fuera de la cama aparece en el sueño como una terrible caída por un gran precipicio; también puede suceder que el tema, verdaderamente importante, se desplace a otro elemento: soñar que su jefe está enojado contra usted, puede haber desplazado su propio enojo hacia su jefe, así usted no se siente culpable y además se puede permitir decir que le parece un sueño muy chistoso. Además, el sueño puede tener condensados en una sola figura, frase, imagen, escena, una serie de elementos que van más allá de lo aparente.
     El relato del sueño de una de mis pacientes puede aclarar y ejemplificar estos procesos:
Estaba en mi casa, con mi hermana y mi tío. En mi mano tenía muchos gusanos. No me repugnaban, aunque en la vida real me horrorizan. Mi hermana corrió y trajo un insecticida y cayeron y daban grandes brincos huyendo. Pero mi tío me dijo que tuviera cuidado, porque a veces pueden seguir escondidos dentro de la piel.
     Al hacer el análisis, ella relata que los gusanos que veía eran de la clase que se encuentra en los cadáveres, se comen lo que no sirve. Sugiero que esos gusanos podrían representar las personas que le ayudan a crecer y dejar atrás lo que no sirve. Ella señala a su novio y a mí, posteriormente menciona que no entiende el resto del sueño. Motivo sus asociaciones diciendo que, aunque le ayudamos, somos varones y por lo tanto somos gusanos, inferiores a ella. Afirma que es verdad. Todos los hombres le parecen tontos, aprovechados, como gusanos. Por eso teme dejarlos entrar, quizá se la quieran comer, debe tener cuidado de ellos. Posteriormente señalo que el deseo oculto puede ser tenerlos en control: “que coman de su mano” y, cuando se estén sobrepasando, pueda matarlos y ellos huyan de ella.
     De la misma manera debe ocurrir en nuestra vida. La carne tiene deseos pecaminosos que azotan las paredes, de la voluntad de Dios, que hemos construido para contenerlos (Gálatas 5:17-21). Así que debemos transformarnos, desfigurar los deseos, disfrazarlos, revestirlos (Romanos 13:14; 12:2). Esto será posible si renovamos nuestro ser interior siguiendo la voluntad de Dios (Efesios 4:22-24).


     Espero que esta lección no pase desapercibida y se conciba como innecesaria, especulativa y contraria a la Escritura. Por el contrario, es mi deseo que hayan sido edificados, animados e impulsados a la consagración de la voluntad de Dios. Amemos su palabra, guardemos sus mandamientos y vivamos conforme a su voluntad, de esa manera podremos interpretar el sueño de la vida y comprender el mensaje oculto que tiene, transformarla hasta hacerla agradable a Dios, recordando lo breve de nuestra existencia.
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