"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

domingo, 7 de septiembre de 2014

SOIS SALVOS

(Efesios 2:8, 9)

Existen algunos predicadores fraudulentos, porque ofrecen la salvación y sus seguidores no la tienen, que enseñan equivocadamente éste y otros pasajes de la Escritura. Afirman que la humanidad puede aspirar a la salvación, sin necesidad de hacer otra cosa más que, creyendo.

     Esta doctrina es conocida como “la salvación por la fe sola”. Usted puede identificarlos por sus frases: “recibir a Cristo levantando la mano, recitando una oración, aceptándolo en su corazón, etcétera”.

     Aunque tengan mil pasajes que, según ellos, apoyan su enseñanza; en realidad no han entendido ni uno. Nosotros vamos a meditar solamente en éste, hasta entenderlo.

Por gracia
Algunos hablan de “la gracia” como si  se tratara de un misterio. No entienden a qué se refiere, ni qué significa. Leyendo el pasaje podemos entender que la gracia “es el don de Dios”. Es decir, un regalo; la salvación es, y siempre debe ser, gratuita (Romanos 3:24).

     Dios ha decidido salvarnos por el profundo amor que nos tiene (Efesios 2:4; Romanos 5:8). No por nuestra condición humana, como si tuviese algo especial: belleza, santidad, etcétera (Efesios 2:1-3). Tampoco por nuestras obras miserables (Efesios 2:9; Isaías 64:6).

     Sino por el precio que pagó por nosotros: la sangre de Cristo, derramada en la cruz (Efesios 2:14-16). Su sangre fue el pago por nosotros los pecadores (Hechos 20:28). Nadie podría pagar su entrada a la vida eterna. Esa es la gracia, el regalo y favor, que Dios no da sin que lo merezcamos.

Por medio de la fe
La palabra fe puede usarse en dos sentidos:
     1. Objetiva. Se refiere al evangelio, compare otros pasajes: Hechos 6:7; 13:8; Gálatas 1:23; 1 Timoteo 4:1. Así que, a través del evangelio podemos llegar a la salvación.
     2. Subjetiva. Se refiere a la convicción y certeza en Cristo (Hebreos 11:1). Creyendo en Cristo haremos lo que Él manda en su palabra (Juan 20:31; Hechos 11:21).

     La fe debe estar acompañada de obras (Santiago 2:14, 17). Una fe si obras es muerta. Los falsos predicadores que enseñan que el bautismo no es necesario para la salvación, no saben que es un acto que está implícito en la fe, el bautismo es la consecuencia lógica de la fe (Marcos 16:16).

No por obras
Otra vez, el apóstol Pablo, nos recuerda que las obras, en sí mismas, no nos pueden salvar. Algunos infieren que, el bautismo al ser una obra, no puede salvarnos. Esto es un error en la interpretación de la Biblia. Notemos lo siguiente:
     A. Las obras NO salvan (Efesios 2:9).
     B. La fe es una obra (Juan 6:29).
     C. Por lo tanto, la fe NO salva.

     Recuerde que la salvación es por gracia, es decir, no hay ninguna obra que podamos hacer que nos haga merecedores de la vida eterna.

     Pero Pablo, al hablar de las obras, se refiere a las obras de la ley (Gálatas 2:16; 3:2): los holocaustos, los diezmos, los ayunos, la circuncisión. Esas obras no pueden salvarnos. Solamente la obediencia a la ley de Cristo.


     El hombre de Dios recibe, como un regalo que no merece ni puede pagar, la salvación y la vida eterna. Demos gracias a Dios por darnos esa salvación (2 Tesalonicenses 2:13).
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