(Mr.5.25-33)
-13 sep. 08-
Introducción.
A. La mujer que
padecía el flujo de sangre, nos enseña que en la vida del ser humano siempre
hay prioridades, pero éstas se ordenan dependiendo de la situación.
B. Muchas veces no
sabemos ordenarlas, y en ocasiones no las valoramos.
I.- En la enfermedad.
A. Esta mujer tenía
doce años con la enfermedad, no sabemos si tenía familia, no sabemos cuál era
su profesión. Además de que había perdido todo cuanto tenía, esperaba como
cualquiera que un médico le aliviara, sin embargo, no solamente no le hacían
sentir mejor, sino que sufría, y empeoraba.
B. El pecado es una
enfermedad muy difícil, ¿cuánto tiempo tiene con ella?, ¿se ha curado con
remedios caseros? (Jr.2.13). No hay
manera de obtener la cura para una enfermedad tan grave, no importa la magnitud
de sus males, Dios le puede curar (Isa.55.7-9). Dios es grande en perdonar,
cualquier cosa, aun aquellas que como en el caso de la mujer, sean vergonzosas
en la intimidad, y más aún en público, pero es algo que tenemos qué hacer,
aceptar a Dios.
II.- Mientras puede
encontrarlo.
A. La mujer sabía
que probablemente no iba a tener otra oportunidad para encontrar a Jesús, ese
era el momento indicado, ella tocó el manto y fue sanada, quizá era lo único
que quería, pero Jesús tenía algo mejor para ella (Isa.1.18). Dios quiere
personas que se acerquen a él, sin temor, sin timidez.
B. ¿Ha dejado ir
muchos llamados de Jesús? Cuando el hombre no quiere obedecer, no importa que
sucedan cosas extraordinarias (Lc.16.29-31). El momento de su vida, en que ha
oído a Dios, es el momento para obedecerle, ¿está listo para un encuentro con
Dios? (Am.4.12). Búsquelo pronto, quizá “luego”, sea demasiado tarde
(Isa.55.6).
III.- Buscando un
momento con Jesús.
A. La enfermedad de
la mujer era terrible, su flujo de sangre (hemorragias, hipermenorrea), pues no
solo la destruía físicamente, sino que la apartaba de la adoración (Lv.15.25).
Cuando ella sabe que Jesús va a su ciudad, sabe que ahora tiene la oportunidad
de tener la salud, todo lo que ha perdido ya no importa, lo único que vale es
un momento con Jesús, tocar tan solo el manto (Lc.8.44), y no solamente eso,
sino que puede estar más cerca de Dios.
B. Esta mujer
entendía el valor, lo importante de pasar tiempo con Jesús, nada valía más que
eso.
C. Todo cristiano
debe desear pasar tiempo con Jesús, un espíritu que anhela (Sal.63.1; 84.2). Aun
en el momento más doloroso de su vida, lo único que deseaba era estar más cerca
de Dios ¿Esperamos con ansias los días de reunión? La oración nos acerca a
Dios.
Conclusión.
A. ¿Cuáles son sus
prioridades? Es necesario, aprender a reconocer las cosas que son
verdaderamente importantes en su vida.
B. Necesitamos
imitar a ésta mujer, buscar a Jesús.
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