"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

domingo, 22 de febrero de 2015

BUSCANDO A JESÚS

(Mr.5.25-33) -13 sep. 08-
Introducción.
  A. La mujer que padecía el flujo de sangre, nos enseña que en la vida del ser humano siempre hay prioridades, pero éstas se ordenan dependiendo de la situación.
  B. Muchas veces no sabemos ordenarlas, y en ocasiones no las valoramos.

I.- En la enfermedad.
  A. Esta mujer tenía doce años con la enfermedad, no sabemos si tenía familia, no sabemos cuál era su profesión. Además de que había perdido todo cuanto tenía, esperaba como cualquiera que un médico le aliviara, sin embargo, no solamente no le hacían sentir mejor, sino que sufría, y empeoraba.
  B. El pecado es una enfermedad muy difícil, ¿cuánto tiempo tiene con ella?, ¿se ha curado con remedios caseros? (Jr.2.13).  No hay manera de obtener la cura para una enfermedad tan grave, no importa la magnitud de sus males, Dios le puede curar (Isa.55.7-9). Dios es grande en perdonar, cualquier cosa, aun aquellas que como en el caso de la mujer, sean vergonzosas en la intimidad, y más aún en público, pero es algo que tenemos qué hacer, aceptar a Dios.


II.- Mientras puede encontrarlo.
  A. La mujer sabía que probablemente no iba a tener otra oportunidad para encontrar a Jesús, ese era el momento indicado, ella tocó el manto y fue sanada, quizá era lo único que quería, pero Jesús tenía algo mejor para ella (Isa.1.18). Dios quiere personas que se acerquen a él, sin temor, sin timidez.
  B. ¿Ha dejado ir muchos llamados de Jesús? Cuando el hombre no quiere obedecer, no importa que sucedan cosas extraordinarias (Lc.16.29-31). El momento de su vida, en que ha oído a Dios, es el momento para obedecerle, ¿está listo para un encuentro con Dios? (Am.4.12). Búsquelo pronto, quizá “luego”, sea demasiado tarde (Isa.55.6).

III.- Buscando un momento con Jesús.
  A. La enfermedad de la mujer era terrible, su flujo de sangre (hemorragias, hipermenorrea), pues no solo la destruía físicamente, sino que la apartaba de la adoración (Lv.15.25). Cuando ella sabe que Jesús va a su ciudad, sabe que ahora tiene la oportunidad de tener la salud, todo lo que ha perdido ya no importa, lo único que vale es un momento con Jesús, tocar tan solo el manto (Lc.8.44), y no solamente eso, sino que puede estar más cerca de Dios.
  B. Esta mujer entendía el valor, lo importante de pasar tiempo con Jesús, nada valía más que eso.
  C. Todo cristiano debe desear pasar tiempo con Jesús, un espíritu que anhela (Sal.63.1; 84.2). Aun en el momento más doloroso de su vida, lo único que deseaba era estar más cerca de Dios ¿Esperamos con ansias los días de reunión? La oración nos acerca a Dios.

Conclusión.
  A. ¿Cuáles son sus prioridades? Es necesario, aprender a reconocer las cosas que son verdaderamente importantes en su vida.

  B. Necesitamos imitar a ésta mujer, buscar a Jesús.
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