“recibieron la palabra”
(Hc.17.11) -21 oct.
07-
Introducción.
A. Berea no tiene
una historia muy importante, pero es una ciudad en donde habían judíos y
griegos.
B. Hay cosas que
podemos aprender de las personas en Berea.
I.- Con toda solicitud.
A. La actitud que
presentaron las personas de Berea era totalmente contraria a los de Tesalónica
(v.5), quienes aún viajaron a Berea para echar a Pablo.
B. Cabe destacar: (BLS)
“Los judíos que vivían en esa ciudad eran más buenos que los judíos de
Tesalónica. Escucharon muy contentos las buenas noticias acerca de Jesús, y
todos los días leían la Biblia para ver si todo lo que les enseñaban era
cierto.”
C. Estas personas
oyeron muy contentos; escuchar a un predicador siempre debe ser motivo de gozo
(Rom.10.15; Sal.122.1). Además toda nuestra disponibilidad debe estar dedicada
al orador, no hay un mejor pasaje que exprese el impacto que debemos tener ante
un predicador.
II.- Como
estudiantes.
A. Quienes estamos
siguiendo a Cristo entendemos que somos sus discípulos, y que debemos seguirle.
Pero lo realmente impactante aquí es que los judíos estudiaban cada día; ellos
cotejaban la escritura con lo que Pablo enseñaba.
B. Los judíos no
tenían Biblias como nosotros, sino que tenían que ir a la sinagoga (Lc.4.20).
Necesitamos estudiar, escudriñas, indagar, así como lo hicieron los fariseos y
los profetas (Jn.5.39; 1Ped.1.10).
C. No debemos
aceptar una doctrina sin antes haberla estudiado. A veces para tener un estudio
más fiel es necesario tener material de estudio (2,1Tim.4.13).
III.- Como
intelectuales.
A. El hecho de que
los hombres de Berea hayan estudiado con toda solicitud, habla de la necesidad
que tenían de aprender de Cristo.
B. Hay una cosa que
éste pueblo nos enseña y debe llenarnos de orgullo (v.12): “la palabra de Dios no es para ignorantes ni
gente que no piensa, sino para aquellos que son inteligentes en buscar su
salvación; para humillar a los mismos ‘sabios’” (1Co.1.25-30).
C. Si estamos
leyendo la Biblia, no es porque seamos ignorantes o porque estemos engañados,
sino porque somos inteligentes para la vida eterna.
Conclusión.
A. Podemos aprender
de la gente en Berea la necesidad de recibir la palabra.
B. Cuando el pueblo
no cree es porque no oye, y el pueblo que no oye no tiene conocimiento, y el
pueblo sin conocimiento es destruido; no podemos fallar al recibir la palabra
(Os.4.6).
C. “Por fallar el
clavo se perdió la herradura; por fallar la herradura se perdió el caballo; por
fallar el caballo se perdió el mensaje; por fallar el mensaje se perdió la
guerra” [proverbio japonés].
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