(Lc.7.38)
- 11 may. 07 -
Introducción.
A. La mujer de Lc.7, fue alabada por el
Señor, fue reconocida por Jesús como una persona ejemplar, incluso para las
personas importantes.
B. Podemos ver que las personas loables,
ejemplares y admirables, no necesariamente son aquellas que son como aquel
fariseo (v.36), muy importantes, o las que creen ser muy sabias, o los que
elogian.
C. Lo que hace a una persona ejemplar se basa
en cosas espirituales y que en ocasiones solo Dios puede percibir (v.39).
I.- Es aquella que se humilla.
A. No se consideraba digna de estar frente a
la presencia de Jesús. Ella fue y se postró a los pies de Jesús, incluso esta y
otras versiones dicen que estaba detrás de Él. A diferencia del fariseo que se
consideraba una persona del nivel de Jesús (v.39).
B. Dios es una persona santa, y cuando le
vemos, deberíamos caer como muertos (Apc.1.17).
C. Todos debemos reconocer nuestra situación
indigna de estar ante la presencia de Dios.
II.- Es aquella que da de sí.
A. El fariseo estaba dando a Jesús un
recibimiento común, posiblemente era espléndido al momento de dar, pero Jesús
no quería eso. Jesús quiere que todas las personas den como aquella mujer, de
sí mismo, de uno, de lo interno, aquella mujer, ungía los pies de Jesús con sus
lágrimas.
B. Dios ama al dador alegre (2Co.9.7),
alguien que da, no de cantidad, pero da de esfuerzo, de manera espontánea, sin
dudarlo (2Co.8.1-5).
C. Gastar de uno mismo para el Señor, de sus
fuerzas (2Co.12.15).
III.- Es aquella que está arrepentida.
A. El arrepentimiento es el cambio de mente.
Aquella mujer cambió su mala manera de pensar (v.37), y ahora viene a Jesús con
el corazón quebrantado de manera que baña los pies de Jesús con sus lágrimas: “Llorando,
se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas.”(BAD).
B. El arrepentimiento es necesario
(Rom.12.2), es necesario cambiar la mente y quebrantar los corazones
(Sal.34.18; 147.3). Necesitamos cambiar los corazones.
C. El fariseo no estaba arrepentido de nada,
se creía santo y limpio, la persona que es así, se engaña a sí misma (1Jn.1.8).
IV.- Es aquella que se entrega totalmente.
A. Cualquiera puede pensar que los cabellos
no sirven de nada, pero ésta mujer los usó para limpiar los pies de Jesús.
B. Dios se preocupa de cada parte de nuestro
cuerpo, aún de los cabellos (Mt.10.30).
C. Debemos entregarnos a Dios de una manera
total, completa, cada parte de nosotros debería estar dedicada a Él (1Tes.5.23;
1Co.6.20).
V.- Es aquella que da adoración.
A. Jesús reclama al fariseo que no le haya
dado beso, porque los besos de aquella mujer tenían un especial sentido.
B. El beso (katefileo, beso afectivo), y la
aplicación del perfume, eran actos que venían desde lo más profundo del corazón
de ella, recordamos que eso es precisamente la adoración [proskuneo (proskunevw), hacer reverencia, dar
obediencia a (de pros,
hacia, y kuneo, besar).].
El Señor quiere que le rindamos culto, desde lo interno del corazón.
C. La adoración a de ser en espíritu (en lo
interno, en contraste con los exteriores de la ley, Rom.12.1; 1Ped.2.5; Col.3.16; Fil.3.3) y en verdad (en contraste con las figuras y tipos de la ley, Hb.9.27).
La vida de una persona que está dedicada a adorar a Dios es una vida ejemplar.
Conclusión.
A. Las personas que son verdaderamente
ejemplares son aquellas que como la mujer de Lc.7, han reconocido a Jesús como
el verdadero y único Dios (1Jn.5.20) y le han dedicado su vida.
B. El Señor alaba y reconoce a las personas
que se esfuerzan en el trabajo y el crecimiento espiritual y se ocupan de la
lucha por las almas.
C. Imitemos la actitud de aquella mujer para
que podamos ser personas ejemplares.
0 comentarios:
Publicar un comentario