(Ezequiel 3:17-21; 33:1-9)
I.
Introducción
i.
La
responsabilidad del cristiano es cuidar de su salvación y también de la
salvación del otro.
ii.
Es
un pecado no cuidar del otro, no orar por él (1 Samuel 12:23).
iii. Mi sangre está en sus manos, ¿están
manchadas las mías?
II.
Nadie está exento
i.
Todos
tenemos las mismas tentaciones (Hebreos 4:15, 16).
ii.
Todos
tenemos debilidades (Gálatas 5:17-21).
iii. Todos tenemos nuestras luchas.
III.
Todos somos deudores
i.
Debemos
amor a nuestros hermanos (Romanos 13:7, 8).
ii.
Debemos
respeto (1 Timoteo 5:1, 2).
iii. Debemos ayuda (Gálatas 6:1-6).
IV.
Cada uno es responsable
i.
De
su propia salvación (Mateo 24:10-13).
ii.
De
la salvación del otro (1 Corintios 9:16).
V.
Conclusión
i.
¿Es
sólo responsabilidad mía señalar los errores?
ii.
¿Tengo
las manos manchadas de sangre?
iii. ¿Está en mis manos ayudar a otro?
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