Introducción
A.
Las figuras en este pasaje:
a.
La Sulamita = los
cristianos.
b.
Salomón = Cristo.
c.
Reclinatorio = la iglesia.
B.
El reclinatorio era un diván.
a.
La palabra מֵסַב [mesáb] significa diván. Un asiento en forma de medio
círculo que rodeaba la habitación real.
b.
El diván era un asiento de
descanso. No tenía respaldos, era alargado y se usaba para descansar.
c.
También tuvo una función erótica. Era el espacio donde los ricos
hablaban de sus intimidades. Era el lugar de encuentro con las fantasías.
C.
Su presencia no debe
sorprendernos porque Cantares es un
libro erótico. Si la iglesia fuera el diván de Cristo, ¿qué sentiría al
recostarse en él?
1. Nos adornamos
A.
Mi nardo dio su olor. Mi amado es para mí un manojito de mirra […]
racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi.
B.
La mirra era conocida por
sus efectos sensuales (Proverbios 7:17). Las flores de alheña se usaban para
confeccionar una tinta para teñirse el cabello, las palmas de las manos, las
palmas de los pies y las uñas como símbolo de belleza entre las mujeres
orientales. La Sulamita quiere arreglarse para lucir atractiva para su amado.
C.
El hombre que viene a la
iglesia se vuelve atractivo para su Señor (2 Corintios 11:2; 1 Pedro 2:9).
2. Encontramos descanso
A.
Que reposa.
B.
La Sulamita guarda
celosamente el amor que siente por su amado. Es un amor que descansa en su
corazón (Cantares 2:7; 3:5; 8:4).
C.
El hombre encuentra
descanso en Cristo (Mateo 11:29).
3. Tenemos comunión con él
A.
entre mis pechos.
B.
Ella lo ama con lo más
profundo de su corazón.
C.
Cristo habita en el corazón
del hombre que le recibe (Apocalipsis 3:20). El hombre que obedece a Cristo es
añadido al cuerpo de Cristo (Hechos 2:47; Efesios 5:23).
Conclusión
A.
Si la iglesia fuera el
diván de Cristo, ¿no le gustaría descansar ahí?
B.
Si Cristo reposara en la
iglesia, ¿no le gustaría pertenecer a ella?
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