(Dan.4.30) -26 ene.
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Introducción.
A. La historia de
Nabucodonosor, nos recuerda varias cosas sobre la actitud que todo hombre debe
tener.
B. Nabucodonosor
amaba las grandes construcciones. Tanto que a él se le atribuyen construcciones
como un templo dedicado a los planetas, cada piso representaba uno con su
color, también los famosos Jardines Colgantes de Babilonia (una de las siete
maravillas del mundo).
C. Pero toda la
grandeza de Nabucodonosor, y todas sus construcciones le llevaron a caer en la
soberbia y otras actitudes que Dios reprobó.
I.- Quiso ser más de
lo que Dios le había dado.
A. Nabucodonosor fue
elegido por Dios para castigar al pueblo (Esd.5.12). Dios le hizo rey de reyes
(Dan.2.37). Dios le calificó como la cabeza de oro en la visión (2.38).
B. Sin embargo, el
rey, no se conformó con lo que Dios ya le había dado, quiso ser más de lo que
debía (3.1). Se ensoberbeció (5.20).
C. Dios nos ha dado
una actividad que debemos cumplir, pero no debemos tratar de ser más de lo que
Dios nos ha dado. Cuántas veces vemos éste tipo de actitud, aquellos que ganan
y sobre eso se burlan de los que pierden; aquellos que conocen y se glorían de
ello, etc. Así sucedió con otros a través de la historia:
1. Adán y Eva
(Gen.3.5).
2. Diótrefes
(3Jn.1.9).
II.- Quiso mantener
su orgullo hasta el fin.
A. Nabucodonosor
había sido advertido de su soberbia actitud (4.24-27). Aun así pasó por alto el
consejo de Daniel. Y se alabó a sí mismo y no a Dios (4.30). Por ello fue
castigado haciéndole enloquecer, con una enfermedad llamada zoantropía, en
donde el enfermo se cree animal y actúa como uno (v.33).
B. Dios no tolera la
insolencia del hombre, y por ello Nabucodonosor fue castigado en esa manera.
C. Dios castigó a
otras personas de la misma manera, Saúl (1Sam.18.10). A otros advirtió sobre
éste castigo (Deut.28.28). Esto nos enseña que Dios castiga duramente la
soberbia (Stg.4.6).
III.- Tuvo que
humillarse profundamente.
A. ¡Qué tan
profundamente tuvo que humillarse! Tanta fue la soberbia de Nabucodonosor que
tan bajo tuvo que llegar. Entre más altos son, más fuerte caen. Tan bajo se
humilló que tuvo que levantar sus ojos (4.34), en señal de sumisión.
B. Este tipo de
humillación es la que Dios exige de nosotros. La misma que hubo en Cristo (Fil.2.5-8)
para también Dios pueda exaltarnos hasta lo sumo (v.9). Así lo hace con
aquellos que se humillan (Job.42.12).
C. Nabucodonosor recuperó
todo su poder, grandeza y gloria y aún aumentadas (4.36, 37). Tal fue la
grandeza de Nabucodonosor que se le conoce como el más grande monarca de
Babilonia. “He examinado los ladrillos pertenecientes a quizá cien diferentes
torres y sitios de los barrios de Bagdad, y nunca he encontrado otra leyenda
que esta de ‘Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar, rey de Babilonia’ el noningentésimo
de todos los ladrillos de las ruinas de Babilonia están estampadas con su
nombre” (H. Rowlinson).
Conclusión.
A. Si realmente
queremos alcanzar gloria; debemos cumplir con el trabajo que Dios nos ha dado.
B. Debemos aprender
a oír el consejo de Dios.
C. Y humillarnos
cada día, para que Dios nos de gracia, porque él resiste a los soberbios.
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