Resumen
En este ensayo se reflexiona alrededor de una pregunta que interroga
con profundidad la vida de los cristianos. ¿Qué significa depender de Dios? ¿De
verdad ponemos nuestra vida en las manos de Dios? La oración es uno de los
actos de adoración que expresan nuestra dependencia hacia Dios. Es por ello que
se analizarán algunos aspectos de la verdadera dependencia a partir de la
oración modelo. Estas consideraciones nos permitirán examinarnos, de manera
personal, si hemos aprendido a poner todo en las manos de Dios.
Introducción
Los cristianos hemos decidido ponernos en las manos de Dios.
Buscamos llevar una forma de vida que sea agradable a Dios. Así mismo,
esperamos recibir las bendiciones de Dios para ésta vida y para la vida
venidera. Necesitamos su dirección, tratamos de obedecer su voluntad y pedimos
su ayuda. Esto se debe a que elegimos, en el bautismo, consagrar nuestra vida
para el servicio del Señor. Pero, ¿ya aprendimos a confiar en su voluntad para
con nosotros?
La oración es un acto que expresa nuestra dependencia
hacia Dios. La adoración se compone de actos que van acompañados de un
sentimiento de admiración a Dios. Cualquier acto o acción puede dar adoración a
Dios si se realiza con el sentimiento adecuado. Aunque no podemos reducir los
actos a un número específico, sí se puede hablar de diferentes tipos de actos:
de alabanza, de obediencia, de sacrificio, de comunión, de conmemoración y de
dependencia. Dentro de esta última categoría se puede clasificar la oración
porque demuestra la necesidad que tenemos de estar en comunicación con nuestro
Dios.
Algunas oraciones no expresan dependencia. Por el
contrario, hay personas, como los fariseos, que toman la oración como una
autoalabanza[1]. Es por ello que Jesús se
preocupó por señalar los elementos de la verdadera oración. Así mismo, hay
quienes oran para honrarse a sí mismos y para mostrar que son autosuficientes[2].
Además, hay personas que oran de forma inadecuada porque piden para
autosatisfacerse[3]. Estas actitudes muestran
soberbia.
La oración de Jesús es un modelo de oración. Su deseo no
es que repitamos, como un rezo, las palabras que él pronunció. Con su oración
nos enseña los elementos que componen a la oración: correcta dirección (al
Padre), alabanza, petición por la iglesia, expresión de humildad, petición por
las necesidades, petición por perdón, petición por su dirección. Sobre todo, es
un modelo de dependencia hacia Dios. Nos enseña cómo debemos depender de Dios.
¿Se porta como hijo con el
Padre?
Los cristianos tenemos el privilegio de ser hijos de Dios[4].
No obstante los beneficios de esta bendición, debemos comportarnos “como hijos
obedientes”[5]. Los hijos dependientes no pueden hacer su
voluntad, deben someterse a las reglas del hogar, necesitan agradar a sus
padres para recibir ciertos beneficios y dependen de manera absoluta de los
adultos. Si somos hijos de Dios no podremos dar un paso sin su permiso.
Además, los hijos de Dios son iguales entre sí[6].
No hay jerarquías entre hermanos, no hay privilegios para unos, no hay
favoritismos, no aceptamos mandamientos ad
hominem. Los hijos de Dios aceptamos que sólo él es superior a nosotros.
¿Respeta su Nombre?
¿Cuál es el nombre de Dios? Los testigos de Jehová quieren que
respondamos “Jehová”. Pero el nombre de Dios es Dios mismo[7].
El nombre hace referencia a la esencia misma, a las cualidades del que lo
posee. Además, el nombre se refiere a la autoridad[8].
Es por ello que, depender de Dios, a través del respeto de su nombre, es
reconocer y someterse a su autoridad[9].
Los que no dependen de Dios no temen actuar sin su permiso.
¿Anhela su reino?
El reino de Dios es la iglesia. En la oración no pedimos por la
venida del reino, pues el reino llegó mientras vivían las personas del tiempo
de Jesús[10]. Los que hemos obedecido
fuimos trasladados al “reino de su amado Hijo”
[11],
es decir, a la iglesia. Ahora bien, en la oración pedimos la bendición de Dios
por la obra de la iglesia. Por lo tanto, los cristianos que dependen de Dios
anhelan y contribuyen al bienestar del reino de Dios.
¿Se somete a su voluntad?
¿Cuál es la voluntad de Dios? La gente que niega la providencia de
Dios pregunta: ¿Dios quiere que hayan guerras? ¿Por qué permite que los niños
mueran de hambre? Claro que esa no es la voluntad de Dios, su voluntad es
nuestra santificación[12].
Cuando dependemos de Dios, de la manera correcta, sometemos nuestros deseos
carnales a su voluntad[13].
¿Confía en sus bendiciones?
En la oración pedimos el sustento necesario para el día. Ni más ni
menos[14].
Depender de Dios es aprender a confiar en su misericordia para proveernos de
las cosas necesarias para nuestra vida terrenal. Dios cuidará de nosotros, así
como cuida de las aves, aún de las consideradas más insignificantes, cuida de
cada uno de nuestros cabellos[15].
Debemos poner nuestra esperanza en su generosidad, nuestro trabajo en sus
manos, nuestros proyectos en su voluntad[16].
Esto demuestra un alto grado de dependencia hacia Dios.
¿Busca su perdón?
El perdón de Dios es muy grande[17].
Él puede perdonar aún los pecados más terribles, aquellos que creemos que no
tienen perdón. A nosotros, que dependemos de él, nos corresponde buscar su
perdón mostrando frutos de arrepentimiento[18].
De igual manera, debemos estar dispuestos a perdonar a nuestros hermanos.
Depender de Dios conlleva una vida que trata de estar a cuentas con él, de
favorecer su perdón y de alcanzar su gracia.
¿Acepta su dirección?
La tentación es una trampa que nos asecha. Pero no viene de Dios[19].
La Escritura llama “tentador” al Diablo porque su trabajo es tentar[20].
Él conoce nuestras debilidades y busca los medios para ofrecernos
satisfacciones carnales. Pero depender de Dios es ponernos bajo su dirección. A
la manera de decir de Santiago: “someteos, pues, a Dios”. La palabra “someteos”
en griego es ὑποτάσσω, se utilizaba en el lenguaje militar, significa ponerse
bajo sujeción, enlistarse en las filas de Dios. Depender de Dios es ponerse
bajo su guía para poder resistir los embates del enemigo.
Conclusión
Hay cristianos que quieren independizarse de Dios. Muchos no están
conformes con la voluntad de Dios, con sus mandamientos y con sus promesas. Hay
quienes tratan de vivir sin su dirección. No escudriñan su Palabra porque no
sienten necesidad de ella. No buscan su compañía porque piensan que no la
necesitan. Ellos vivirán eternamente alejados de Dios.
También hay cristianos que piensan que Dios depende de
ellos. Creen que pueden ayudar a Dios. Como si él no pudiera cumplir su
voluntad. Sienten la necesidad de aceptar trabajos más exigentes para poder
pagar el estilo de vida que Dios no les da. Hablan donde él no habló para
autorizar prácticas modernas. Hacen lo que él prohibió para satisfacer sus
deseos, a la audiencia, a sus bolsillos. Dios no les dará parte en la vida
eterna.
La oración de Jesús nos enseña múltiples lecciones. No
solo es un modelo de oración sino también un modelo de dependencia. Nos enseña
cuál es la correcta dependencia que debemos tener hacia Dios. Con estas
consideraciones podemos preguntarnos: ¿en realidad dependemos de Dios? Quizá
nuestras oraciones no son oídas porque no llevamos la forma de vida que Dios
quiere que vivamos. Pero si vivimos de la manera en que Jesús nos enseña, no hay
duda de que nuestras oraciones serán escuchadas.
[1] Mateo 6:5-8.
[2] Lucas 18:9-14.
[3] Santiago 4:3, 13-15.
[4] 1 Juan 3:1.
[5] 1 Pedro 1:14.
[6] Romanos 12:3.
[7] Isaías 9:6.
[8] Zacarías 13:3; Mateo 21:9; 28:19.
[9] Colosenses 3:17.
[10] Marcos 9:1.
[11] Colosenses 1:13.
[12] 1 Tesalonicenses 4:3.
[13] Gálatas 5:24.
[14] Proverbios 30:8.
[15]
Lucas 12:6, 7 Un cuarto equivalía a 1/16 de denario. Un denario era el salario
de un día. Hoy podríamos comprar cinco pajarillos con 1/16 del salario mínimo
de un día (si el salario es de $60, entonces 1/16(60)=3.75. Si Dios nos pagara
esa cantidad por cada uno de nuestros cabellos, ¿no seríamos millonarios?
[16] Santiago 4:7.
[17] Isaías 55:7-11.
[18] Hechos 26:20.
[19] Santiago 1:13.
[20] Mateo 4:3; 1 Tesalonicenses 3:5.
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