“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.”
(Oseas 4:6)
Introducción
- Un ejercicio antes de empezar. Por favor, conteste las preguntas con toda sinceridad.
- ¿Puede usted decir que conoce la Biblia como la palma de sus manos?
- ¿Puede usted decir qué forma tienen las líneas de sus palmas?
- ¿Puede usted decir cuántas líneas tiene en cada mano?
- ¿Son idénticas ambas palmas?
- ¿Tiene algún rasgo único en alguna de sus palmas: cicatrices, lunares?
- ¿Considera que ha contestado correctamente? Si considera que sí, entonces conteste las siguientes preguntas.
- ¿Cuántos centímetros mide la línea más larga de su mano derecha?
- ¿Cuánto mide la línea más pequeña?
- ¿Cuantas líneas tiene en total en su mano derecha?
- ¿Qué ángulos forman las líneas de sus manos al cruzarse?
- ¿Podría usted reconocer su propia huella digital?
- Si no conocemos bien las palmas de nuestras manos...
- A pesar de que forman parte de nuestro cuerpo.
- A pesar de que las usamos en cada momento.
- A pesar de que podemos verlas cada vez que se nos olviden cómo son.
- Entonces, ¿qué se espera de nuestro conocimiento de la Biblia?
- Parece que algunos conocen la Biblia mejor que la palma de sus manos. Pero no se dejen engañar, nunca vamos a terminar de conocer la Biblia.
- Esta lección tiene como propósito...
- Reflexionar si en verdad estamos cumpliendo nuestra responsabilidad como padres, como iglesia, como maestros o predicadores.
- Animar a los padres de familia, a la iglesia y a los varones a esforzarse en presentar clases que enseñen el conocimiento de la Biblia.
- Invitar a cada cristiano a leer su Biblia cada día, a depender de ella, a llevarla a todas partes, a meditar en todo momento.
1. Los cristianos debemos crecer en conocimiento
- “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,” (Efesios 4:15).
- “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;” (Colosenses 1:10).
- “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás;” (2 Tesalonicenses 1:3).
- “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,” (1 Pedro 2:2).
- “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.” (2 Pedro 3:18).
2. Los padres tienen la responsabilidad principal de hacer crecer a los niños
- “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6:6-7).
- “Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,” (Deuteronomio 11:9).
- “No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. El estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,” (Salmo 78:4-6).
- “La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.” (Proverbios 29:15, consentido se traduce “echar libre” en Job 39:5).
- “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:4).
- Los abuelos juegan un papel importante: “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” (2 Timoteo 1:5).
3. La iglesia también tiene la responsabilidad de ayudar a los diferentes grupos a crecer
- “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” (Efesios 4:11-13).
- “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;” (Tito 2:3-6).
4. Los maestros deben diseñar clases para enseñar el conocimiento
- “Si ‘predicamos’ en lugar de ‘enseñar’ todas las veces que nos reunimos ¿cuándo vamos a aprender los hechos para aplicarlos a nuestras vidas?” (Una generación que no conoce a Dios. Un manual de entrenamiento para maestros, Bob y Sandra Waldron, p. 7).
- “El humanista dice que la Biblia está pasada de moda. Él dice que el único camino en que podemos obtener algún beneficio de sus páginas, es ‘hacer que tenga aplicación práctica’” (ibid, p. 22).
- “¿Qué tan a menudo usted mismo busca diligentemente hasta encontrar algún modo de hacer que la lección ‘tenga aplicación práctica’, aun después de que usted ha comprendido cabalmente todos los detalles que la Escritura presenta en relación a la historia?” (ibid, p. 22).
- “Hermanos, ¿qué hacemos alimentando a nuestros hijos con crepas de esa clase y diciendo que es enseñanza bíblica?” (ibid, p. 25).
- “En lugar de tratar de hacer que cada lección tenga aplicación práctica solo para este día, estamos enseñando lecciones prácticas para toda la vida, y para la vida eterna” (ibid, p. 26).
- Hermanos, ¡que nuestras clases sean verdaderas clases de la Escritura! Donde los alumnos puedan aprender el conocimiento de la Biblia: historia, doctrina, evangelio.
- “Nuestra generación ha escuchado más sermones que cualquier otra generación, pero estamos predicando en los salones de clases también. Los predicadores dan por hecho que sus oyentes conocen los detalles del pasaje que están considerando, así que no cuentan la historia y sólo sacan las lecciones que han planificado para el sermón” (ibid, p. 7).
- Hermanos que se apuntan para dar clases, ¡por favor, que sus clases no sean sermones! Necesitamos crecer en el conocimiento para la vida eterna, no en técnicas y consejos para seguir viviendo en esta tierra.
- Hermanos que nos enseñan, ¡por favor, hagan su mayor esfuerzo en enseñarnos! Sabemos que no todos tienen el mismo talento, pero algunos lo desperdician trayendo “refritos” (lecciones repetidas, mal copiadas, no originales) y “golosinas” a la iglesia (lecciones para entretener un momento, improvisadas, superficiales).
- “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” (Santiago 3:1).
5. Algunos ejemplos de buenas clases bíblicas
- Pedro comenzó el primer sermón explicando una profecía (Hechos 2:16). Luego las profecías de David (Hechos 2:25, 34). Con esto explicó que Jesús era el Mesías.
- Esteban predicó el evangelio comenzando con la historia del pueblo judío desde Abraham hasta la construcción del templo de Salomón (Hechos 7).
- Pablo enseñó en Antioquía que Jesús era el Mesías comenzando con la historia del pueblo judío desde la esclavitud en Egipto hasta la llegada de Juan el Bautista (Hechos 13:17-25). Luego enseñó los hechos de la vida de Jesús (v. 27-30). Luego explicó las profecías escritas en los Salmos (v. 33-35).
- Pablo enseñó que solo hay un Dios al explicar la creación (Hechos 14:15-17).
Conclusión
- Si estamos fallando en cumplir nuestras responsabilidades...
- Reconozcamos con humildad.
- Estamos a tiempo para hacer cambios.
- Comencemos por conocer nuestra Biblia.
- Si deseamos crecer en el conocimiento de Dios...
- Comencemos por leer nuestra Biblia.
- Enseñemos la historia del plan de salvación a nuestros niños.
- Enseñemos clases para que los alumnos aprendan a estudiar por su propia cuenta. Para que un día no necesiten un maestro, sino que sean maestros.
- Dejemos de pensar “para que me sirve esto (historia bíblica, geografía bíblica, griego, interpretación)” y empecemos a estudiar la Biblia.
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