"Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" -Mateo 23:8-

martes, 22 de julio de 2014

LAS MUJERES TAMBIÉN SIENTEN

Por Iriana Camargo
(Gén.22)
La biblia hace énfasis en Las pruebas de los hombres de DIOS pero……
¿Qué sintieron las mujeres que estaban alrededor de ellos?
Uno de los hombres más sobresalientes es Abraham, ya que fue probado con el sacrificio de su amado y único hijo; pero no nos olvidemos que Sara es parte de esa historia, no olvide que ella era la esposa ese hombre y madre de ese niño.
Ahora piense ¿cómo vivió ella esa experiencia?
1.       Angustia
Isaac era su único hijo y lo había tenido a los 90 años (Gen 17:17)
No sabemos si Sara sabía a donde se habían ido y cual era el propósito de su partida. Imagínese seis días de angustia (génesis 22:4).

Y si sabia; estuvo todo ese tiempo con el sufrimiento  de la perdida de su único hijo

La esposa de Pedro se encontró en una situación similar ya que Pedro un dia como de costumbre fue a trabajar y ya no regreso a casa (Marcos 1:16,18)

Los mandamientos de Dios no son gravosos, (1Juan 5:3) pero a veces causan tristeza
Obedecer no siempre es sencillo pero hay que hacerlo, Dios nos ayuda  (Santiago 5:13)

2.       Enojo
Se enojó cuando Dios le prometió algo que ella no creía posible (Génesis 18:2). Detrás de un chiste hay agresión,  como en los chistes del matrimonio.
Se enojó cuando su criada se burlaba de Isaac (Gen 21:8 al 13).

Posiblemente sintió enojo contra su esposo por llevarse a su hijo y contra Dios por querer quitarle  el regalo más grande que le había dado.
 Uno tiene derecho a airarse pero no a pecar  (Efesios 4:26) es normal entre los seres humanos tener sentimientos de enojo y Dios lo sabe y hasta cierto punto lo entiende pero no justifica que por nuestro enojo pequemos

3.       Fe
A pesar de tener muchos sentimientos Sara fue una mujer de fe, creía en las promesas de Dios, fue contada como una mujer de fe (Hebreos 11:11), confió en las decisiones de su marido (1Pedro 3:6).


Conclusión

Como humanos podemos tener muchas emociones, sentimientos  pero NUNCA DEBEMOS PERDER LA FE, ya que eso es lo que nos acerca a Dios (Hebreos 11:6).
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martes, 15 de julio de 2014

TÉCNICA Y PRÁCTICA DE LA PREDICACIÓN

TÉCNICA Y PRÁCTICA DE LA PREDICACIÓN
PREPARANDO SERMONES


POR ISAÍ URBINA
2014


CONTENIDO
   La evolución histórica de la preparación y presentación de sermones
   Conceptos esenciales para la técnica de la predicación
   Componentes de la técnica de la predicación
   Definición elemental. 
   Procedimientos para definir el tema. 
   Buscar información. 
SERMÓN TEXTUAL
   Definición elemental. 
   Interpretación del texto. 
   La redacción como forma de discurso. 
   Ortografía. 
   Redacción y estilo. 
   Lo que la predicación requiere de la audiencia. 
   Lo que la predicación requiere del predicador. 




Técnica y práctica de la predicación, es un estudio para presentarse en clases individuales o en pequeños grupos de hombres deseosos de iniciarse con seriedad en la predicación. 

(Gratis a través de www.lulu.com)
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INTRODUCCIÓN

En numerosas ocasiones intenté, sin ningún éxito, preparar un material que pudiera ayudar a cristianos deseosos de iniciarse en la predicación. Sin embargo, me he visto desalentado al encontrar cristianos que no desean ser enseñados, algunos porque son autodidactas y otros porque no son capaces de dejar de lado la vanagloria.

     Aunque, por otro lado, también he conocido cristianos sinceros, nobles y humildes; algunos de ellos se han acercado a pedirme algún consejo u orientación en el estudio y preparación de sermones. Para ellos es esta pequeña obra.

     En las siguientes páginas encontrará un intento de reunir diversos aspectos y aportaciones de hermanos, predicadores de más experiencia que yo, de quienes, en su momento, leí y aprendí importantes lecciones. Aunque, al revisar las aportaciones de otros predicadores, siempre me edifico y depuro mis errores, también creo que las obras de otros hermanos son esbozos que, a veces, no abarcan con todo detalle la técnica y práctica de la predicación.

     A lo largo de los años, que he predicado, he aprendido algunas técnicas de estudio y organización de sermones, he adquirido experiencia en el uso de la Escritura, y también he aprendido algunas actitudes que ayudan al crecimiento espiritual.

     Por lo tanto éste es un trabajo sencillo y sin grandes aspiraciones, sin ambiciones desproporcionadas, en el cual podrá identificar algunas consideraciones que, en lo personal, me han ayudado en la obra de la predicación. Pero no deseo hacer de mí una imagen desproporcionada, idealizada y, por demás, irreal. El trabajo que hago al predicar no lo hago solamente para mí, porque yo soy el que se edifica en primer lugar, sino para el bienestar de la iglesia y la honra y gloria de Dios.


     Le recomendaría al estudiante serio: conseguir las obras que vienen en la lista de referencias, leerlas y estudiarlas de manera paralela; realice ejercicios y practique mucho.
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CONCEPTOS BÁSICOS

La evolución histórica de la preparación y presentación de sermones.

Quiero esbozar brevemente la evolución de la preparación y presentación de sermones. Un sermón es “un discurso oral dirigido a la mente popular acerca de la verdad religiosa contenida en las Escrituras, y primorosamente tratada con la mira de persuadir” (Rodarte & Luévano, p. 3, 2005). El sermón hace referencia a la exposición de un tema bíblico. Este tema debe estar perfectamente delimitado. Reeves M. (1998) explica: “el sermón es como un viaje. Todo viaje tiene el lugar de inicio, y tiene su meta o fin. El bosquejo es ‘el mapa’ de este viaje de pensamiento” (Lección 2).

     Durante el primer siglo los apóstoles predicaron bajo la guía del Espíritu Santo (Mateo 10:19). Ellos hablaban lo que Dios les revelaba. Muchas veces, debido a la intervención directa del Espíritu Santo, no entendían totalmente lo que predicaban (Hechos 2:39; 10:34). No cabe duda de que Dios los usaba como instrumentos.

     Algunos otros cristianos tenían dones que les permitían predicar con fuidez y profundidad. Algunos de esos dones eran: don de ciencia (1 Corintios 12:8), don de profecía (Romanos 12:6). Estos dones les otorgaban la capacidad de enseñar públicamente, sin previa preparación o estudio.

     Pero también encontramos predicadores estudiosos de la Escritura:
     1. Pablo (2 Timoteo 4:13). Sus libros y pergaminos eran herramientas de estudio, que él consideraba indispensables. Él había sido instruido por un eminente maestro de la ley (Hechos 22:3).

     2. Timoteo (1 Timoteo 4:13). Él había sido instruido por Pablo y debía adquirir el hábito de estudiar y leer.

     3. Jesucristo. Uno pensaría que el Maestro, por su condición Divina, no necesitaba estudiar, sin embargo lo hizo (Lucas 2:46, 47, 52). En sus predicaciones citaba pasajes del Antiguo Testamento, constantemente preguntaba: ¿no habéis leido?

     La iglesia siempre ha sido edificada por hombres diferentes que la instruyen: evangelistas, predicadores, maestros, ancianos, etcétera. Estos términos hacen referencia a labores específicas: evangelización de incrédulos, pregoneros del evangelio dentro de la iglesia y fuera de ella, cristianos maduros que dan clases detalladas a la iglesia o grupos de ella, etcétera.

     Hoy en día no contamos con la intervención directa de Dios. No influye sobre nuestras palabras. Nosotros debemos buscar sus palabras en la Escritura. Por eso es importante que los obreros de Dios sepan cómo usar la Escritura (2 Timoteo 2:15), de nosotros puede depender la salvación o condenación de nuestros oyentes.

     En otro espacio dedicaremos tiempo a la consideración de algunas características que debe tener el predicador. Pero iniciando con algunas cuestiones de técnica de la predicación, es importante señalar que “la práctica hace al maestro”. No se puede mejorar en algo que no se practica. La dedicación y esfuerzo individual le ayudarán al predicador a refinar su estilo y mejorar en la calidad de sus predicaciones.

     Ese es un compromiso que depende, no de mí o de este manual o cualquier otro, depende de usted, de su dedicación y su interés en la enseñanza del evangelio.

Conceptos esenciales para la técnica de la predicación

Cuando hablo de técnica me refiero a una serie de procedimientos que mejoran la calidad y eficacia de la predicación. A continuación expongo algunos conceptos que nos ayudarán a definir con claridad la técnica de la predicación:

     1. Predicación y clase bíblica. La diferencia básica, que muchos cristianos hacen de éstas palabras, es el tiempo de exposición y la intervención de la audiencia. En la predicación el tiempo puede variar de 30 a 50 minutos, o más, y el público no participa. En la clase bíblica el tiempo puede variar de 50 a 90 minutos, o más (hasta prolongarse por varias clases), y el público participa de manera activa: preguntan, leen, comentan, etcétera. Personalmente pienso que, dadas las diferencias entre predicación y clase, sería bueno utilizar la predicación para presentar sermones de ánimo, motivación, exhortación, reprensión, etcétera; y en la clase presentar temas de mayor profundidad que pueden generar preguntas importantes en la audiencia: estudios doctrinales, estudios de conocimientos generales (geografía e historia bíblica, preparación de sermones, etcétera).

     La clase Bíblica exige algunas cualidades en el predicador, más adelante profundizaremos en este aspecto, por ahora nos conformaremos con señalar algunas herramientas que ayudan en la presentación de una clase: buen dominio del tema, anticipación a las preguntas y dudas del público, material visual, didáctico o dinámico, capacidad para poner de lado la autogratificación y dejar que el público intervenga de manera activa, capacidad para hablar fluidamente sobre un tema, amplio bagaje escritural, etcétera.

     2. Tipos de sermones. Hay hermanos que hacen distinciones en los tipos de sermón. Una clasificación puede ser la siguiente:

        a. Temático. “Es aquel en donde se desarrolla el título y no el texto” (Rodarte & Luévano, p. 13, 2005). El sermón temático, como su nombre lo indica, trata un tema: la historia de algún personaje, un punto doctrinal, un término bíblico (la fe, por ejemplo). “En fin, la preparación de esta clase de sermón consiste en lo siguiente: juntar todo lo que la Biblia dice sobre dicho tema, organizar esta información en una forma lógica, y presentarla de una manera concisa, sacando aplicaciones prácticas para los oyentes” (Reeves M., Lección 2, 1998).
Algunos temas que he desarrollado para estudiar: la adoración, la fe, la iglesia del primer siglo, los pastores del rebaño, los primeros rudimentos, nuestros hermanos liberales. En éste tipo de sermones se pretende recabar la mayor cantidad de información, útil y relevante, para exponerla a los oyentes. El objetivo que se persigue es que la iglesia esté informada, que tenga conocimiento, sobre ese tema en particular.

     2. Textuales. “Es la clase de sermón en donde sí se analiza el texto. Es decir, se sacan los puntos del texto” (Rodarte & Luévano, p. 13, 2005). Algunos hacen distinción entre el sermón textual y otro llamado expositivo, en realidad lo único que los diferencia es la extensión del pasaje. En éste tipo de sermón, se toma un texto o un capítulo o un libro entero, para desglozarlo y explicar cada una de sus partes.
A continuación transcribo los puntos principales un sermón textual:
CUALIDADES QUE UN CIEGO NO PUEDE VER
(Marcos 8:22-26)
Introducción.
Se le anuncia a la audiencia el tema, el título, el propósito del sermón, los puntos principales.
1. Disposición.
Se explica en qué versículos podemos ver la necesidad de estar dispuestos a humillarnos ante la voluntad de Dios: “le rogaron que le tocase”, “escupiendo en sus ojos”.
2. Perseverancia.
Se explica en qué versículos podemos ver la necesidad de perseverar hasta lograr los cambios deseados:  “preguntó si veía algo […] veo los hombres como árboles”, “puso otra vez las manos”.
3. Paciencia.
Se explica en qué versículos podemos ver la necesidad de la paciencia y cuáles son sus resultados: “hizo que mirase; y fue restablecido”.
4. Cambios.
Se explica en qué versículos podemos ver la forma, que Dios quiere, de manifestar los efectos del evangelio en nuestra vida: “no entres […] ni lo digas a nadie”.
Conclusión.
Se le recuerda a la audiencia las cosas que hemos aprendido del pasaje.

     2. Las partes del bosquejo. El bosquejo es la estructura, el esqueleto del sermón. Será nuestra guía durante el discurso. Un buen bosquejo dará como resultado un buen discurso. Se compone de cuatro partes esenciales:

        a. El título. El título es una de las cosas que perdurará en la mente de los oyentes. Consideremos que debe contar con ciertas características:
           1) Ser breve y preciso.
           2) Ser llamativo.
           3) Debe evocar una pregunta en la audiencia (Rodarte & Luévano, p.13, 2005).

        b. La introducción. “En la introducción, el predicador quiere hacer dos cosas. Primero, captar la atención de la gente que le escucha […] la otra cosa […] es informar al auditorio sobre lo que va a predicar” (Reeves M., Lección 2.2, 1998). La introducción puede contener: el trasfondo de un pasaje bíblico, una ilustración (Rodarte & Luévano, p. 12, 2005).

     c. El cuerpo. En esta parte del sermón, el predicador desarrolla su tema. Pone los puntos que ha organizado. Estos puntos deben dar respuesta a la pregunta implícita en el título.

     d. La conclusión. “En la conclusión del discurso, el orador dice al auditorio lo que les dijo (en el cuerpo), sólo que lo hace breve” (Reeves M., Lección 2.2, 1998). Siempre es importante hacer énfasis en las cosas más importantes de la lección, quizá sea lo único que recuerden de nuestro sermón.

Componentes de la técnica de la predicación.

Aquí señalaremos algunos elementos generales que nos permitirán una predicación efectiva. Esta parte le dará sostén a nuestro sermón. Esto será la carne del esqueleto.

     1. La producción del material. Muchos predicadores se preguntan: ¿qué debo predicar? El ejemplo de una cocinera es el indicado para ilustrar éste dilema. Ella piensa: ¿qué debo cocinar? Cualquier ingrediente puede ser rico, delicioso, nutritivo, si se prepara adecuadamente. Reeves M. (1998) sugiere que se tome una hoja de papel y se anoten todas las ideas que vengan a la mente: pasajes, títulos, preguntas, etcétera. En tanto que Rodarte & Luévano (2005) afirman que las ideas pueden venir de nuestras observaciones: de la naturaleza, la iglesia, problemas en la calle, en uno mismo, lecturas (Biblia, artículos, sermones de otros).

     Yo además sugiero que siempre se tenga un pasaje en la mente. De ser posible, que se aprenda de memoria. Que busque una aplicación para cada frase. Más adelante veremos algunas herramientas que nos ayudarán a desglosar el texto.

     También estoy convencido de que un cristiano estudioso, que lee cada día su Biblia, siempre tendrá de qué predicar. Debemos hacernos el hábito de leer. Nuestra Biblia principalmente. Pero también otros textos: estudios profundos sobre diferentes tópicos (de preferencia escritos por cristianos fieles), sermones, artículos, libros de literatura secular, etcétera. Esto nos proporcionará herramientas e ideas para la preparación de sermones. Usualmente recibo, en la bandeja de correo electrónico, sermones de hermanos fieles: Wayne Partain, Josué Hernández, Bill H. Reeves, etcétera. Aunque no predico sus sermones, me brindan herramientas, comentarios e ideas de qué exponer.

     2. El análisis del material. Análisis significa identificar los elementos principales de un tema, separarlos y estudiarlos de manera individual. Posteriormente habrá que reunir la información en un texto coherente, usando los criterios del bosquejo.

      No conozco a ningún predicador que niegue la necesidad de estudiar y analizar todo material. Todos están de acuerdo en la importancia de examinar a fondo el material que hayamos recopilado. Teniendo en cuenta lo que dijo un apóstol y predicador de gran trayectoria: Pablo (1 Tesalonicenses 5:21 LBLA); “Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno”. Vamos a considerar algunos elementos que nos brindarán un mejor y más profundo análisis:

        a. Análisis de un texto bíblico. Es verdad que a veces nos encontramos con textos que son difíciles de entender (2 Pedro 3:16). En esos casos debemos tener algunos parámetros que nos ayudarán a comprender el texto.

           1) Consideraciones de la hermenéutica. Esta materia tiene como objetivo interpretar, adecuadamente, los textos sagrados. Se guía de algunos procedimientos, entre otros, las preguntas para entender el texto: ¿quién escribió?, ¿a quién se escribió?, ¿qué se escribió?, ¿por qué se escribió?, ¿para qué fue escrito?, ¿cómo se escribió?, ¿cuándo fue escrito?, ¿dónde fue escrito?

           2) La Biblia como fuente de información. No hay otro texto más rico en contenido y enseñanza. Por eso debemos tomar en cuenta algunos puntos, que señala Reeves B. H. (2004), que nos ayudarán a entender mejor el texto:
              a) Consultar pasajes paralelos.
              b) Notar lo que no dicen las escrituras.
              c) El estudio del contexto.
              d) El uso y mal uso de referencias y encabezados.
              e) El uso de diferentes versiones de la Biblia.
              f) El uso de preguntas retóricas.
              g) El uso de preguntas para contestar preguntas.
              h) Es importante reconocer preguntas transliteradas.
              i) Implicaciones e inferencias.
              j) Yo añadiría uno más, la armonía con el resto de la escritura.

     Siempre tengo en mente una anécdota que leí en los comienzos de mi formación como predicador: un joven predicador, que no estudiaba mucho su Biblia, citó el pasaje de Mateo 5:13: “Vosotros sois la sal de la tierra”. Ese era el título de su lección, y explicó algunas características de la sal y por qué, el Señor Jesús, nos compara con ella. Para poner un ejemplo de un siervo de Dios, Abraham, que era sal de su tierra, citó otro pasaje: “y le dijo: sal de tu tierra” (Hechos 7:3). Evidentemente el joven predicador no consideró el uso de la palabra sal en ambos pasajes. No leyó el contexto ni tomó en cuenta otros puntos importantes en la interpretación de la Biblia.

           3) Comentarios bíblicos. Hay cristianos eruditos en doctrina, historia, geografía, etcétera, que han escrito comentarios que resultan muy útiles en el estudio serio de la Palabra de Dios. Personalmente recomiendo siempre a: Bill H. Reeves y Wayne Partain. Con la advertencia de examinar sus obras, porque son humanos y pueden equivocarse.

        b. Análisis de otras fuentes. El predicador puede consultar otras fuentes para su investigación: datos históricos seculares, aportaciones de materias (sociología, antropología, psicología, derecho, etcétera), diccionarios, artículos de revistas, etcétera. Pero nunca debe olvidar tener en cuenta la armonía con la Biblia. Hay que tener cuidado: si los textos seculares no concuerdan con la Biblia, no es Dios el que se ha equivocado, deseche el material y busque otro.

     3. Organización del material. La recopilación y análisis de material se debe reunir en un texto que va a servirnos de guía durante el discurso. Una predicación sin bosquejo corre el riesgo de perderse: hablar de otros temas que no vienen al caso, olvidarse de las cosas que había estudiado, etcétera.

     Por eso es importante tener un bosquejo, bien redactado, sin errores ortográficos (o los menos que sea posible), limpio (aunque a veces puede contener anotaciones, palabras subrayadas, borraduras, etcétera, lo importante es que usted conozca perfectamente su material), debe reunir todo el material que ha estudiado: pasajes, comentarios, citas de otras fuentes, sus conclusiones personales, aplicaciones que desea hacer a la audiencia y otras cosas que le puedan ayudar en su exposición.

        a. Organizar los puntos. En primer lugar debe recordar que los puntos principales deben responder a la pregunta implícita en el título:
El plan de salvación
1. Oír.
2. Creer.
3. Arrepentirse.
4. Confesar a Jesucristo como el salvador.
6. Bautizarse.


     En el cuerpo del bosquejo, va a desarrollar cada punto. Puede comenzar por explicar la relación entre el título y el punto. Usa pasajes que ayudarán a entender el argumento. Puede usar aplicaciones prácticas a la vida diaria. Citará comentarios, definiciones, todo el material que ha recopilado y examinado. Varios predicadores de experiencia recomiendan exponer de 3-5 puntos. Si se exponen menos de tres, se corre el riesgo de quedarse sin material muy pronto. Si se exponen más de cinco, se corre el riesgo de aburrir a la audiencia y que, al final, no recuerden ninguno.

     Recuerdo que, en alguna ocasión que me acerqué a preguntar, un hermano predicador me sugirió organizar los puntos por orden de relevancia: el menos importante (o interesante) hasta el de mayor importancia (o interés). Como una escalera que sube, peldaño a peldaño, hacia la meta del sermón. Si agota sus puntos más interesantes en los primeros cinco minutos, quizá la audiencia esté aburrida la siguiente media hora.

        b. La introducción y la conclusión. Algunos sugieren que estas partes del bosquejo se elaboren al final. Primero reúna el material, defina con claridad el título y los puntos principales. Cuando tenga coherencia, en su mente o en un cuaderno de notas, comience con la introducción:
El plan de salvación.
Introducción.
Mucha gente vive sin Dios, vive en el mundo sin esperanza y sin salvación (Efesios 2:12). Será muy triste llegar al juicio final y ver, perdidos en el lago de fuego, a nuestros familiares y amigos que rechazaron el consejo de Dios. Él no quiere que se pierdan (1 Timoteo 2:4). Por eso tiene un plan de salvación en mente. En esta lección vamos a hablar de éste plan.

     El contenido de la introducción dependerá de cómo quiere atraer la atención del público, pero recuerde no ser exagerado ni utilizar demasiado el drama. Una introducción larga puede aburrir a la audiencia, si después de media hora de introducción, usted anuncia que comenzará con el primer punto, la audiencia se desalienta y piensa cuándo va a terminar.

     Después de haber expuesto con claridad cada punto, proceda a la conclusión. Reeves M. (1998) hace una sugerencia: “hermano predicador, por favor que no se diga al auditorio, ‘Hermanos, en conclusión…” y luego ¡seguir predicando otra hora!” (Lección 2.2). La conclusión debe ser breve y específica, recuérdeles cuál fue el propósito de su lección y cuáles fueron los puntos principales:
El plan de salvación
Conclusión.
Espero que esta lección nos ayude a tener un mejor entendimiento de plan de Dios. ¿Qué desea que usted haga? Oir, creer, arrepentirse, confesarle y ser bautizado. Si deja que Dios lo guie, un paso le llevará al otro. ¡Deje que el plan de salvación se ponga en marcha en su vida!

     4. La alianza expositiva. Este es un pacto que se hace, sin estar escrito ni mencionado, entre el público y el predicador. Los oyentes se comprometen a escuchar, guardar respeto, participar si es necesario, no generar discusiones, apagar los celulares, mantener en control a sus niños, etcétera. Y el perdicador se compromete a presentar una lección interesante, edificar con la Escritura, evitar hablar de su vida privada y hablar de la voluntad de Dios, exponer de manera coherente y enseñar sólo la verdad.

     Una vez escuché a mi padre contar la siguiente anécdota: un predicador de mucha experiencia y poderoso en la Escritura, había viajado desde los Estados Unidos hasta la península de Yucatán; recorría diversas iglesias, visitando y predicando, pero en una de ellas interrumpió su sermón a los pocos minutos de haber comenzado. Dijo que el murmullo y escándalo de los niños no le permitían enseñar y se bajó del púlpito.

     Realmente es muy triste encontrarse con iglesias que no pueden establecer la alianza expositiva: algunos miembros se duermen, los niños llevan alimentos y juguetes, gritan, corren; los adultos entran y salen del auditorio, celulares suenan, los hermanos escriben mensajes, contestan llamadas, etcétera.
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SERMÓN TEMÁTICO

Definición elemental.

Anteriormente hemos hablado sobre los tipos de sermones, entre ellos mencionamos el sermón temático. Este tipo de sermón habla sobre un tema. Quizá una ilustración nos ayude a tener una mejor comprensión de este tipo de sermón.

     Imagine que vamos a un parque temático, es un lugar que utiliza un tema, por ejemplo los dinosaurios. Quizá la entrada del parque esté diseñada con una gran pieza arqueológica que contenga información sobre éstos animales. Al caminar por el parque, podremos encontrar huellas de dinosaurios y aprenderemos, dependiendo del tipo de huella, a identificar diferentes tipos de dinosaurios. Posteriormente encontraremos representaciones gráficas, teatrales, etcétera, de la forma de vida de esta especie extinta. Por último tendremos la oportunidad de tocar algunas réplicas de restos fósiles, huesos, esqueletos, piel, etcétera. A la salida, se nos recordarán las cosas más elementales de nuestro recorrido.

     Lo mismo sucede en el sermón temático: usted elige un tema de su interés y lleva a la audiencia por un recorrido para conocer más sobre ese tema.

Procedimientos para definir el tema.

Se debe recordar, y si no vuelva a leer, el apartado que habla sobre la producción de material. Si usted está lleno de conocimiento, tiene de dónde sacar temas muy interesantes.

     La Biblia habla sobre muchos temas: el plan de salvación, el bautismo, el arrepentimiento, el perdón, la fe, el amor, etcétera. Muchos de estos temas son muy amplios y abarcan muchas cosas. Lo importante es definir claramente los límites del tema. Por ejemplo: se quiere hablar sobre la fe; pero hay que considerar muchos factores: el significado de la palabra, las diferentes acepciones que hace la Biblia, los ejemplos de fe, las implicaciones de la fe, etcétera. Conviene limitar más el tema: La fe de Job. Entonces es posible mencionar algunas características de la fe de Job: no dependía de su condición material, le proveía esperanza, le hacía agradable a Dios. Incluso, si se desea, es posible delimitar aún más el tema: Job agradaba a Dios por su fe. El título sugiere algunas preguntas en la mente de los oyentes: ¿cómo agradaba Job a Dios?, ¿qué función tenía la fe en la vida de Job? Es nuestro deber dar respuesta a esas preguntas: porque se mantenía en santidad, porque ponía su confianza en Dios, porque dependía de Dios y no de sus riquezas, etcétera. Hablando de cómo definir el tema, Eco (2001) aconseja:
Si el estudiante ha trabajado seriamente sobre un tema muy preciso, se encuentra controlando un material desconocido para la mayor parte del tribunal. No estoy sugiriendo un truquito barato; será un truco, pero no barato, puesto que cuesta trabajo. Ocurre simplemente que el aspirante se presenta como <<experto>> frente a un público menos experto que él (p. 28 y 29).

     Delimite su tema, elija exáctamente lo que quiere decir, otros ejemplos:

     1. La Cena del Señor = Los elementos de la Cena del Señor = El símbolo del vino en la Cena del Señor o El símbolo del pan en la Cena del Señor.

     2. La oración = Los elementos de la oración = Las peticiones a Dios en la oración.

     3. La creación = Los seis días de la creación = El sexto día de la creación = La creación de la mujer.

     De usted depende la especificidad del tema. ¿Qué tan preciso quiere ser? ¿Cuánto quiere abarcar del tema? Recuerde que si define con claridad el tema y lo delimita lo más posible, podrá dedicar su tiempo, esfuerzo, buscar diversas fuentes de material, de ese solo punto.

Buscar información.

Una parte elemental, en la elaboración de un sermón temático, es la búsqueda de información. Imagine que necesita sacar agua para dar de beber a la iglesia, usted tiene que ir al pozo y examinar toda el agua, luego saca, lo más importante, en un recipiente (que será el sermón) y lo repartirá.

     1. Buscar todos los textos. Una vez que ha elegido el tema, y lo ha delimitado con claridad, debe buscar pasajes que hablan sobre ese tema. Se puede ayudar de algunas herramientas como: concordancias, diccionarios, fuentes de internet (artículos, sermones, libros, etcétera). Mi sugerencia es que sea paciente, lea cuidadosamente todo el material que haya reunido. Quizá se encontrará con puntos que no son relevantes para su sermón. Siguiendo con un ejemplo anterior: El plan de salvación. Quizá encuentre información irrelevante, para este tema: los diferentes tipos de bautismo que habla la Biblia, el uso de la palabra fe para referirse al evangelio, etcétera. Usted debe seleccionar solamente el material que va a usar. Después de haber leído toda la información, tiene en su mente un pozo lleno de agua, se ha empapado de conocimiento.

     2. Organizar los puntos. Debe recordar lo que hemos estudiado anteriormente sobre el análisis y organización del material. Usted seleccionará los puntos más importantes del tema que ha investigado.

     3. Búsquedas específicas. Con esto me refiero a la investigación específica de un tema. Supongamos que: durante su estudio personal sobre el plan de salvación, le surge una duda: al bautizar a una persona ¿se debe mencionar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo? ¿O basta mencionar solamente el nombre de Jesucristo?

     ¿Cuál debe ser su proceder? ¿Cómo resolver su duda?
        a. Encontrar textos. En primer lugar haga una lista de los pasajes que hacen referencia a este punto, por ejemplo: Mateo 28:29; Hechos 2:38.
        b. Revisar comentarios. Vaya a comentarios de hermanos fieles que puedan arrojar luz sobre este punto y ayudarle a resolver su duda:
Estas palabras no son una fórmula bautismal (no hay tal fórmula); más bien Jesús habla del propósito del bautismo. Tiene que ver con someterse a la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para recibir el perdón de sus pecados y el don del Espíritu Santo (Hech. 2:38). La preposición en traduce la palabra EIS que indica no solamente en, sino poner dentro de o entrar en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Compárese Gál. 3, “27  porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”; somos bautizados para entrar en comunión con Cristo. Rom. 6, “3  ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en (EIS) Cristo Jesús, hemos sido bautizados en (EIS) su muerte?” (es decir, para recibir los beneficios de su muerte); Hech. 2, “38  Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para (EIS) perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Por lo tanto, al ser bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, uno entra en comunión con los Tres. Dice ATR que el empleo de EIS con ONOMA (nombre) no significa hacia dentro, pero véase Mat. 26:28, notas. La misma expresión para (EIS) perdón de los pecados se encuentra en Mat. 26:28 y en Hech. 2:38. Si el bautismo no es para perdón de pecados (Hech. 2:38), entonces tampoco fue derramada la sangre de Jesús “para remisión de los pecados” (Mat. 26:28). Las palabras griegas son idénticas. Solamente los calvinistas tienen problemas con esto. Los que simplemente aceptan el evangelio sencillo y obvio no tienen problema alguno (Partain, 2000).
[…] por la autoridad de Jesucristo. Cuando Jesús dijo, "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra", inmediatamente ejerció esa potestad diciendo, "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mat. 28:19). Los "Sólo Jesús" que enseñan que Pedro da una "fórmula" para decir al bautizar están muy equivocados. El texto -- y otros semejantes -- no nos dicen qué decir, sino qué hacer. Varios textos en Hechos hablan de bautizar en el nombre de Jesús pero las palabras de cada texto son diferentes a los demás; no hay fórmula (algo que decir al bautizar) en ninguno de ellos (Partain, 1994).

     c. Investigar palabras clave. En este ejemplo muy concreto, podemos investigar el uso de la frase “en el nombre”. El diccionario Strong dice que la palabra nombre viene del griego onoma, que significa nombre, de manera figurada significa autoridad.

        d. Revisar otros textos. Algunos otros pasajes que pueden aclarar el uso de la frase “en el nombre”: 1 Juan 2:12, Santiago 5:10; Colosenses 3:17.

        e. La inferencia necesaria. Ahora que comprende que bautizar “en el nombre de…” no significa mencionar el nombre, sino “con la autoridad de…”; puede hacer una inferencia:
           1) Jesucristo mandó a bautizar “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
           2) Los apóstoles bautizaron “en el nombre de Jesús”.
           3) Por lo tanto ambas frases hacen referencia a la misma cosa, bautizar con autoridad Divina.

        f. Consultar a hermanos de experiencia. Esta opción debe estar presente. Si su estudio individual no le permite resolver sus dudas, consulte a hermanos con más conocimiento.

        g. Obras de consulta para dudas. Algunos hermanos tienen escritos con respuestas a este tipo de cuestionamientos, dos obras recomendables:
            1) Interrogantes y Respuestas de Bill H. Reeves.
            2) Sermones y Artículos de Wayne Partain.


     Es muy importante que usted se dé a la tarea de explorar temas, de exponer cosas que le interesen y cosas que investiga por hábito. Con el paso del tiempo se dará cuenta si éste tipo de temas se le facilita y le hacen sentir cómodo, o quizá se dé cuenta de lo contrario. Bástenos considerar estas cuestiones técnicas en la preparación de un sermón temático.
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SERMÓN TEXTUAL

Definición elemental.

Debe recordarse que, anteriormente, hemos hablado del sermón textual. Éste tipo de sermón consiste en explicar a detalle una porción de la escritura. En lo personal, me siento más cómodo preparando y exponiendo sermones de éste tipo.

     El sermón textual se desarrolla por sí solo, es el mismo texto el que se explica, pero hay que entenderlo:
Orad sin cesar
(1 Tesalonicenses 5:17)
Introducción.
El arma más poderosa para defendernos del maligno, y que está al alcance de todos, es la oración. Es un medio de comunicación con nuestro Dios. Podemos utilizarla en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier posición. Pero debemos considerar algunas cosas que quizá hemos olvidado.
1. La oración es un mandamiento.
La palabra “orad” es una orden. Compare otros versículos (1 Corintios 11:23-25), en estos pasajes encontramos mandamientos muy claros: “tomad”, “comed”, “bebed”, “haced”.
2. Debemos orar frecuentemente.
La frase “sin cesar” implica la frecuencia. Siempre. Cada día. Piense en el tiempo que otros dedicaban a la oración:
     a. Daniel oraba tres veces al día (Daniel 6:10).
     b. Jesús hora hasta una noche entera (Lucas 6:12).
3. La oración debe ser un hábito.
No solamente debemos orar de manera sistemática, pero también debe ser parte de nuestra conducta. En el contexto de 1 Tesalonicenses 5:12-23, hay muchas recomendaciones que los cristianos deben seguir: cómo comportarse, cómo estudiar, cómo mantener su santidad, etcétera; y la oración forma parte de esos hábitos.
Conclusión.
Un cristiano que no tiene el hábito de orar frecuentemente, está expuesto a las garras de Satanás. La oración puede librarnos de la tentación, llevar nuestras penas, peticiones y acciones de gracias a Dios. No se olvide de orar.

Interpretación del texto.

Ciertamente el sermón textual utiliza un versículo, capítulo o libro, para obtener una enseñanza práctica. Reeves M. (1998) señala que hay diferentes tipos de texto en la Biblia, y por lo tanto podemos obtener diferentes lecciones, él señala dos:

     1. La historia o relato bíblico. El Antiguo Testamento es una gran fuente de historias y relatos, ahí podemos encontrar biografías de personajes, situaciones, problemáticas, conflictos, bendiciones, experiencias de otros hombres. Nuestro deber es obtener aplicaciones prácticas de esos relatos.
           
     2. El texto doctrinal. Cuando hablamos de doctrina nos referimos a “enseñanza”, que puede ser: de ánimo, de amonestación, de aliento, de estudio, etcétera. Podemos encontrar sermones muy valiosos en cada pasaje de la escritura.

     Al interpretar un texto o una porción de la Biblia, no debe olvidar los puntos sugeridos anteriormente. Es importante que entienda, realmente, lo que el texto quiere enseñarnos. Tome en cuenta que, como dijo el escritor Lewis Carroll, cada palabra usualmente quiere decir mucho más de lo que pretendemos. Así que cada palabra del texto es un valioso tesoro que debemos rescatar. Heche mano de todas las herramientas que estén a su alcance: diccionarios de definiciones, diccionarios en griego, comentarios, tratados, artículos, sermones, otras versiones, textos paralelos, etcétera. Eso le dará una visión más clara de lo que el texto quiere enseñarnos.

     Otra vez quiero sugerirle que explore diversos temas, prepare sermones de sus pasajes favoritos. Memorice los pasajes y piense en ellos durante el día, durante la semana, hasta que lo entienda y sepa qué quiere decir cada una de las palabras del texto. Todas las cosas que hemos visto anteriormente, su creatividad y dedicación, le darán las herramientas para hacer una sermón eficaz y enriquecedor.
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CONSEJOS PARA LA BUENA REDACCIÓN

La redacción como forma de discurso.

El sermón es un discurso, las obras escritas son una forma de discurso. Una buena redacción puede ser una herramienta muy útil para la transmisión del evangelio. En este tratado no pretendo explicar el proceso de redacción de un texto, pero sí quiero mencionar algunas sugerencias generales, que pueden ayudar a mejorar en esta actividad.

     Redactar es un proceso por el cual ponemos por escrito nuestros pensamientos. El estilo de cada predicador es diferente. Depende de sus rasgos de personalidad, su forma de visualizar las cosas, su experiencia de vida, etcétera.

     Ya que está íntimamente ligada con la lectura, es absolutamente necesario que el predicador sea una persona habituada a leer.

Ortografía.

En mi experiencia como docente universitario, he podido constatar que hay una gran cantidad de jóvenes que cometen horrores ortográficos. Quiero mencionar algunos ejemplos de los errores más aberrantes con los que he tropezado: acecinar (asesinar), imnosis (hipnosis), aiga (haya).

     1. Uso adecuado de los acentos.
        a. Palabras agudas. Cuya sílaba tónica (la sílaba que suena más fuerte) se encuentra al final y terminan en “n”, “s” o vocal, se acentúan: canción, cantarás, nació.
        b. Palabras graves. Cuya sílaba tónica se encuentra en la penúltima sílaba y no terminan en “n”, “s” o vocal, se acentúan: cárcel, lápiz, fácil, hábil.
        c. Palabras esdrújulas. Cuya sílaba tónica se encuentra en la antepenúltima sílaba y siempre se acentúan: esdrújula, intérprete, lágrima.
        d. Palabras sobreesdrújulas. Cuya sílaba tónica se encuentra en la sílaba anterior a la antepenúltima, siempre se acentúan: cómetelo, corrígemelo, democráticamente, hábilmente.

     2. Palabras homónimas: suenan igual, pero se escriben y significan diferente. Unos ejemplos:
        a. Halla, haya: no existe aigar, halla viene del verbo hallar: el que busca halla. Haya viene del verbo haber: Ojalá que haya tiempo.
        b. Hay, ay: el primero viene del verbo haber: el lunes hay tiempo. Ay es una exclamación de dolor.
        c. A ver, haber: la primera forma se usa cuando hablamos de mirar o ver: a continuación vamos a ver. Haber se usa para denotar existencia, acción en el tiempo: haber encontrado; no sabemos si habrá tiempo.

     3. Palabras que usan combinaciones:
        a. Después de la letra “m” siempre se escribe “b” o “p”: cambio, combo, campo, comprar.
        b. Después de la letra “n” siempre se escribe “v” o “f”: convicción, convertir, confiar, enfriar.

     Seguro que hay muchas otras consideraciones de ortografía, pero estas son algunas que a mí me parecen prácticas y muy útiles. De cualquier forma, si escribe en computadora le sugiero dos cosas:

     1. Imprima su escrito para revisarlo. Y después corrija los errores y vuelva a imprimir.

     2. Cuando haya terminado de escribir, presione en su teclado la tecla “f7”, eso activa una función para corregir ortografía automáticamente.

Redacción y estilo.

Este es un punto sumamente amplio y abarca muchos aspectos, mi sugerencia es que, al escribir un sermón, piense en algunas cosas:

     1. Que cualquiera que lea su sermón pueda entender lo que quiere decir. Desde los hermanos que apenas saben leer, hasta los que tiene profesiones universitarias.

     2. Que sea claro para usted. Imprima su sermón, léalo antes de predicarlo, haga anotaciones, correcciones, señalamientos, cualquier cosa que considere que debe arreglar, después escriba de nuevo y vuélvalo a imprimir. En mi experiencia, la pantalla de la computadora no permite ver la escritura con sus matices y claridad del contenido escrito, literario y ortográfico.


     Mi recomendación por excelencia es leer. No solamente su Biblia: sermones, libros sobre temas bíblicos, también buena literatura. Eso le ayudará a escribir correctamente y a encontrar su estilo personal. Quizá pasen un par de años antes de lograrlo, sea paciente.
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LA PREDICACIÓN

La predicación es una actividad de gran importancia. Dios está al pendiente de los que predican, los observa con cuidado, los bendice si lo hacen bien y los reprende si no. “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:15).

     No podemos negar que es una labor preciosa. Cualquiera que se ha iniciado en la predicación puede dar fe de las bendiciones que se experimenta: edificarse uno mismo, hacerse el hábito de meditar en la Escritura, ayudar a otros a alcanzar la salvación, etcétera.

     Pero también es una labor ardua. A veces se ponen, en el predicador, exigencias difíciles de sobrellevar: predicar con cierta frecuencia, resolver algunos problemas, dar su opinión sobre ciertos temas (familiares, laborales, personales, etcétera).

     Cualquiera que desee convertirse en predicador debe estar consciente de todas estas implicaciones. Sin embargo, para no desalentarnos, recuerde lo que dijo el apóstol Pablo (1 Corintios 15:58): “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

     En seguida quiero mencionar algunas cosas que pueden facilitar nuestra labor.

Lo que la predicación requiere de la audiencia.

El público puede facilitar el trabajo del predicador, pero también lo puede hacer muy difícil. Los oyentes tienen que estar fuertemente motivados para poder laborar con el expositor. En una lección anterior hablamos de la alianza expositiva, aquí se pondrá en evidencia el nivel de compromiso que tienen hacia Dios y hacia el predicador. La Biblia habla sobre la actitud adecuada de la audiencia:

     1. Estar atentos. Nehemías 8:3 explica la actitud que tenía el pueblo cuando se leía el libro de la ley. La iglesia debe prestar toda su atención, exhórtelos a apagar los teléfonos, a dejar de pensar en sus preocupaciones materiales, a mantener el control sobre los niños, que no se duerman, etcétera.

     2. Ser nobles. El predicador va a señalar los defectos de la audiencia, los reprenderá si es necesario, condenará el pecado y exhortará a la iglesia a la santidad. La iglesia debe prestar su corazón con nobleza y aprecio por la amonestación (Hechos 17:11).

     Con estas actitudes será posible la edificación. Sin embargo hay cristianos se sienten ofendidos por las predicaciones, se enojan contra el predicador, lo critican y murmuran de él. Es ahí donde el trabajo se dificulta. El predicador debe resistir.

Lo que la predicación requiere del predicador.

¿Existen cualidades especiales para ser predicador? En un sentido sí. El predicador debe ser un individuo santo, apartado del mal, irreprensible, constante en la adoración a Dios (2 Timoteo 2:2). En otro sentido no. Cualquiera, que se encuentre fuertemente motivado, puede ser un elemento de gran ayuda en esta labor espiritual.

     1. Aptitudes. Las aptitudes son capacidades.
        a. Para enseñar. Es una cualidad indispensable para el cargo de anciano (1 Timoteo 3:2). Pero todo buen siervo de Dios debe ser apto para enseñar (2 Timoteo 2:24).

        b. Para toda buena obra. Pablo oraba a Dios para que los cristianos fueran aptos para toda buena obra: orar, cantar, predicar, ayudar a otros, hacer visitas, etcétera (Hebreos 13:21).

        c. Para hablar en público. El predicador debe tener la capacidad de darse a entender, debe mantener sus nervios en control.

        d. Para investigar. Esto implica que tiene la capacidad de leer mucho material, de analizarlo, sintetizarlo y exponerlo. Se sabe informar, sabe cómo buscar el material.

     Podríamos añadir otras aptitudes, pero estas son suficientes, el predicador debe ser un individuo capaz de guiar a otros a la salvación de sus almas, puede partir el pan de vida con los hambrientos de la verdad y rescatarlos del pecado.

     2. Actitudes. Si la aptitud no se posee, se puede desarrollar con la actitud adecuada. La actitud es la forma en que encaramos la labor de la predicación. El obrero debe tener una buena actitud frente a la adversidad. Debe ser humilde, prudente, debe saber mantener sus dudas en silencio, debe evitar la controversia, no debe ser contencioso ni oponerse a cualquier cosa, debe estar siempre listo y dispuesto para el arrepentimiento, debe saber escuchar y hablar, debe medir sus reacciones frente a los demás.

     Algunas recomendaciones que recibí de mi padre:
        a. Evitar temas controversiales y asuntos de opinión. Cuando tenga dudas sobre un punto que puede generar controversias y discusiones, mejor cierre la boca, vaya a casa y estudie diligentemente. Si es necesario desvelarse: ¡hágalo! Hasta que esté plenamente convencido. Si tiene opiniones personales, y no puede encontrar respaldo en las Escrituras, nunca las enseñe como si fueran mandamientos, mejor diga: en mi opinión, yo creo, yo pienso.

        b. Evitar temas doctrinales si no está listo. Al principio de la predicación se puede topar con asuntos de doctrina que quizá no sean fáciles de exponer, quizá usted no está listo para entender, investigar o explicarlos. Mejor evítelos, más adelante va a adquirir las herramientas para hacerlo.

     Son muchas las consideraciones que podríamos añadir. Pero solamente quiero dejar en la mente del lector que: el predicador debe pensar siempre en la edificación de la iglesia (1 Corintios 14:26).

     También he visto predicadores que rivalizan con los demás: algunos no permiten, al no estimular, a los jóvenes a que se inicien en la predicación porque ellos quieren tener el control; otros compiten intentando presentar mejores sermones que los demás. Estas actitudes no ayudan, aunque la iglesia sea edificada, generarán roces, desconfianzas y distanciamiento entre la hermandad (Filipenses 1:15-18).

     3. Hábitos. Debo insistir una vez más, el predicador debe leer con frecuencia. Leer buena literatura, bíblica y secular, le dará herramientas para tener material de exposición, para redactar mejor, para enfrentar sus propios problemas y resolverlos sanamente. También debe tener el hábito de meditar en la palabra, tener en su mente aplicaciones y reflexionarlas hasta que tenga una buena enseñanza.

     4. Material de estudio. La predicación es una profesión y hay que invertirle dinero. Las iglesias que no ayudan económicamente a sus predicadores no aprecian el esfuerzo que ellos hacen ni saben los gastos que debe realizar. Es importante tener un espacio de estudio, una pequeña mesa bien arreglada, con lápices, plumas, hojas, libretas. Una pequeña biblioteca. Sugiero que tenga a la mano las siguientes herramientas de estudio:

        a. Diccionarios de significados. Esto le ayudará a definir palabras desconocidas y comprenderlas. La Real Academia de Español tiene buenos diccionarios en venta.

        b. Diccionarios de palabras en griego y, de ser posible, en hebreo. Algunos buenos diccionarios: W. E. Vine y Strong en español.

        c. Diccionarios bíblicos. Es diferente al diccionario común, ya que éste le proporciona material e información relevante en la Biblia.

        d. Concordancia. La concordancia es un libro donde puede buscar una palabra y, en lugar de encontrar una definición, le enviará a todos los pasajes que incluyen esa palabra.

        e. Comentarios. Los comentarios de los hermanos Bill H. Reeves y Wayne Partain son muy útiles y, al menos, el hermano Partain los envía por paquetería.

        f. Libros de estudio. Hay buenos materiales sobre temas de historia, geografía, análisis de temas bíblicos, etcétera.

        g. Libros de literatura. En lo personal, no me imagino vivir en una casa sin libros de literatura, no espere a que salga la película del libro, léalo, tenga interés por la cultura general, eso le brindará herramientas invaluables.

     Con paciencia y esfuerzo podrá adquirir mucho material, guárdelo, no lo preste si cree que no se lo van a devolver, procure no sacar copias porque los libros se deterioran. Actualmente basta con tener una computadora con acceso a internet y puede acceder a gran cantidad de información. Aun así, yo prefiero el material impreso.

     Aquí pongo una lista de páginas por internet con buen material de estudio:
        a. www.billhreeves.com, aquí puede encontrar comentarios, tratados, libros, etcétera, del hermano Reeves, él ha sido un predicador fiel y esforzado por más de sesenta años.
        b. www.waynepartain.com, aquí puede encontrar comentarios, tratados, libros, sermones, etcétera del hermano Partain, amigo y compañero de milicia del hermano Reeves, es un predicador que también ha dedicado gran parte de su vida a la obra hispana.
        c. www.justchristians.org/SanasPalabras, del hermano Mark Reeves, tiene excelente material de estudio y predicación.
        d. www.executableoutline.com, del hermano Mark Coppeland, tiene una gran cantidad de sermones y estudios bíblicos muy buenos, pero están en inglés, puede traducirlos con las herramientas de internet.


     Sugiero que consulte la lista de material que Reeves M. (1998) pone en el apéndice. También puede descargar aplicaciones en su celular o tablet: e-sword, biblias, diccionarios, etcétera.
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REFERENCIAS

Eco, U. (2001). Cómo se hace una tesis doctoral. Italia: Gedisa.
Partain, W. (1994). Notas sobre Hechos. Obra libre.
Partain, W. (2000). Notas sobre Mateo. Obra libre.
Reeves, B. H. (2005). Puntos que notar para ser mejores estudiantes de la Biblia, y maestros y predicadores. Hopkinsville, KY: Obra libre.
Reeves, M. (1998). La preparación y presentación de sermones. Long Beach, CA.: Obra libre.
Rodarte, M., & Luévano, L. (2005). Notas sobre homilética. San Luis Potosí: Obra libre.


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jueves, 3 de julio de 2014

LA GRAN PROMESA DE DIOS

¿CÓMO ALCANZARLA?
Por: Luis Álvarez
Oración por los predicadores

Arrepintiéndose y poniéndose a cuentas con Dios.
Isaías 1:18
Hechos 3:19
Himno 120
Oración por las familias.

Creyendo que Jesucristo es el único que puede salvar de la condenación eterna.
Juan 3:36; 11:25, 26
Himno 83, 174
Oración por los enfermos.

Invitando y recibiendo a Cristo en la vida.
Apocalipsis 3:20
Juan 1:12
Himnos 133, 144
Oración por los descarriados

¿QUÉ BENEFICIOS TRAE?
Disfrutar de un vida cristiana, abundantes promesas y riquezas en Cristo.
Efesios 2:4, 5
2 Corintios 5:17
Himnos 89, 249
Oración para un vida mejor en Cristo.

Gozar de la morada que cristo fue a preparar.
Juan 14:2-4
Apocalipsis 7:16, 17
Himnos 197, 217
Oración final.
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